NoticiaNavidad «Que nuestra parroquia se encarne y sea acogedora» Publicado: 24/12/2017: 13499 El misterio de la Anunciación o la Encarnación, el «Hágase en mí según tu palabra» de María, fue la puerta que hizo posible la Navidad. En esta Navidad nos acercamos a una de las parroquias de nuestra diócesis dedicadas a la Encarnación, la de Marbella. Un pedacito de su corazón se encuentra en Cottolengo. Anuncio con Corazón La parroquia está dedicada a la Encarnación, «una advocación que, gracias a Dios, está muy extendida, muchas parroquias la llevan, incluida nuestra Catedral de Málaga», afirma López Solórzano. En el templo marbellí está representado este misterio en el retablo de unas de las naves laterales, que se restauró hace poco. «Y también tenemos una imagen de la Virgen embarazada, por cierto preciosa, que llegó al templo en 2012 y preside el altar mayor. Con ella queremos representar el segundo momento, ese hacerse carne después del anuncio del ángel. La gente le tiene mucha devoción a esta imagen de la Madre», explica el párroco. Un trocito del corazón de esta parroquia está en Cottolengo, aunque hay más trocitos repartidos, «otro lo tenemos en Colichet, con la que colaboramos cada año en Navidad, con nuestra campaña de recogida de alimentos. Hace unos años, las siete Cáritas de la ciudad de Marbella nos unimos para poner en marcha un Bazar Solidario. Todo comenzó como una acción conjunta humilde, a la que se fueron uniendo otras instituciones. Este año, además, un hotel de la zona que lleva años cerrado pero se está preparando para reabrir sus puertas, se ofreció a colaborar con el proyecto, cediendo su mobiliario para que lo pusiéramos a la venta en el Bazar. Han sido 100.000 euros los recogidos este año en el proyecto, de los que 40.000 hemos destinado a Cottolengo. Nos dijeron que había una necesidad urgente y no lo dudamos», explica el párroco. Familias, cofrades, catequistas, instituciones, personas anónimas… se han puesto a disposición del párroco para convertir lo “inservible” en “fraternidad”, añade José López. Y es que el objetivo de este sacerdote es crear lazos de comunión: «Llevo 31 años de cura y prefiero que seamos mucha gente que hagamos poco, a que seamos pocos que hagamos mucho. En esta acción nos hemos unido creyentes y no creyentes, todos personas solidarias con ganas de sumar. Creo en la comunión. Esta y otras actividades son un medio para hacer ver que la Iglesia, tan empañada muchas veces, tiene acciones muy limpias. Cuando aunamos esfuerzos la gente se da cuenta de la limpieza de nuestras acciones. La comunión es posible porque nos fiamos unos de otros». Y concluye el párroco de la Encarnación con un deseo para esta Navidad: «Que tengamos alguien a quien querer y alguien que nos quiera, porque ya Dios nos está queriendo. Se desea salud, pero yo he conocido gente muy sana que está muy amargada y gente enferma que está muy feliz, no creo que la salud sea lo más necesario. Es mucho más necesario el cariño. Dios viene a querernos». El relato del Misterio de la Encarnación (Mt 1, 18-25) La generación de Jesucristo fue de esta manera: María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, como era justo y no quería difamarla, decidió repudiarla en privado. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo: «José, hijo de David, no temas acoger a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados». Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por medio del profeta: «Mirad: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrán por nombre Enmanuel, que significa “Dios-connosotros”». Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y acogió a su mujer. Y sin haberla conocido, ella dio a luz un hijo al que puso por nombre Jesús.