DiócesisHomilías

Jornada Mundial de la Juventud (Catedral-Málaga)

Publicado: 27/07/2013: 3216

JORNADA MUNDIAL DE LA JUVENTUD

(Catedral-Málaga, 27 julio 2013)

Lecturas: Gn 18, 20-32; Sal 137; Col 2, 12-14; Lc 11, 1-13.

(Domingo Ordinario XVII-C)

 

1. Estamos, queridos fieles, en plena celebración de la Jornada Mundial de la Juventud, que tiene lugar en Río de Janeiro. El papa Francisco rodeado de más de centenares de miles de jóvenes les anima a vivir la fe de manera comprometida y gozosa. Nosotros nos unimos desde la Catedral, como otros jóvenes de las diócesis de Andalucía se unen desde el Santuario de la Virgen del Rocío (Almonte-Huelva).  El lema, como sabéis, recogiendo el mandato del Señor Jesús, dice así: “Id y haced discípulos a todos los pueblos” (cf. Mt 28,19).

El papa Benedicto fue quien convocó esta Jornada; y en su Mensaje para la misma, explicaba que ser misioneros significa ser discípulos de Cristo, ponerse a la escucha de su palabra (cf. Lc 10,39), como buen Maestro, que ha dado su vida por nosotros. “Hay que dejarse plasmar cada día –decía– por la Palabra de Dios; ésta os hará amigos del Señor Jesucristo, capaces de incorporar a otros jóvenes en esta amistad con él” (Benedicto XVI, Mensaje para la Jornada Mundial de la Juventud 2013, n.2).

“No olvidemos nunca –decía- que formamos parte de una enorme cadena de hombres y mujeres, que nos han transmitido la verdad de la fe y que cuentan con nosotros para que otros la reciban. El ser misioneros presupone el conocimiento de este patrimonio recibido, que es la fe de la Iglesia. Es necesario conocer aquello en lo que se cree, para poder anunciarlo” (Benedicto XVI, Mensaje para la Jornada Mundial de la Juventud 2013, n.2).

2. Queridos jóvenes y queridos fieles, sed conscientes de que habéis recibido la fe en el bautismo, como un don; y a la vez como una tarea, esto es, ser testigos del Señor resucitado hasta los confines del mundo; anunciar a todos los pueblos el nombre de Jesucristo, el único Salvador de la humanidad. Quisiera que expresarais vuestro deseo de ser testigos del Señor y que digáis todos juntos: “Queremos ser testigos del Señor”. (Los jóvenes y fieles presentes repiten esta frase).

Jesús envió a sus discípulos con este encargo: «Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y sea bautizado se salvará» (Mc 16,15-16). Evangelizar significa llevar a los demás la Buena Nueva de la salvación y esta Buena Nueva es una persona: Jesucristo.    “El anuncio de Cristo no consiste sólo en palabras, sino que debe implicar toda la vida y traducirse en gestos de amor –decía el papa Benedicto–. Es el amor que Cristo ha infundido en nosotros el que nos hace evangelizadores; nuestro amor debe conformarse cada vez más con el suyo” (Mensaje para la Jornada Mundial de la Juventud 2013, n.5)

3. El Señor nos dice: «Haced discípulos a todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado» (Mt 28,19-20). Significa esto que tenemos dos medios para «hacer discípulos», que son principalmente el bautismo y la catequesis o educación en la fe. Jesús nos pide “bautizar” “enseñar”.  “Esto significa que debemos conducir a las personas que estamos evangelizando, para que encuentren a Cristo vivo, en modo particular en su Palabra y en los sacramentos. De este modo podrán creer en él, conocerán a Dios y vivirán de su gracia. Quisiera que cada uno se preguntase: ¿He tenido alguna vez el valor de proponer el bautismo a los jóvenes que aún no lo han recibido? ¿He invitado a alguien a seguir un camino para descubrir la fe cristiana? (Benedicto XVI, Mensaje para la Jornada Mundial de la Juventud 2013, n.5). Ahora, queridos jóvenes y fieles, expresad vuestro deseo de que queréis hacer discípulos a otros de Aquel, de quien vosotros ya lo sois; y repetid: “Queremos hacer discípulos”. (Toda la asamblea repite esta frase).

San Pablo nos ha recordado en su carta a los Colosenses: «Por el bautismo fuisteis sepultados con Cristo y habéis resucitado con él, por la fe en la fuerza de Dios, que lo resucitó de los muertos» (Col2,12). Apreciemos el bautismo, que nos hace hijos de Dios y miembros de la Iglesia; demos gracias al Señor por este hermoso don.

Un gesto, que había pensado hacer junto con vosotros al final de la Eucaristía, era ir a la pila bautismal de la Catedral, que se encuentra en la Capilla del Sagrario, saliendo del templo, y besarla respetuosamente en acción de gracias y pidiendo al Señor que nos haga buenos discípulos suyos. Como no lo podremos hacer, porque la Capilla está ahora ocupada, os invito a todos a que en este fin de semana os acerquéis a la pila bautismal de vuestra parroquia, para realizar este hermoso gesto. ¡Besad la pila bautismal, dando gracias a Dios por la fe, la esperanza cristiana y el amor, que habéis recibido en el bautismo; y pedidle al Señor que seáis testigos y hagáis discípulos.

4. En el Evangelio de hoy hemos visto que, estando Jesús orando, uno de sus discípulos le pide: «Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos» (Lc11,1). Y Jesús les dijo: «Cuando oréis, decid: Padre, santificado sea tu nombre, venga tu reino» (Lc11,2); y les enseño la hermosa oración del “Padre Nuestro” (cf. Lc11,3-4).  Esta oración es la síntesis de toda oración cristiana. San Cipriano, comentando esta oración, decía: “¡Cuán importantes, cuántos y cuán grandes son, hermanos muy amados, los misterios que encierra la oración del Señor, tan breve en palabras y tan rica en eficacia espiritual! Ella, a manera de compendio, nos ofrece una enseñanza completa de todo lo que hemos de pedir en nuestras oraciones” (Tratado sobre el Padrenuestro, 9).

El papa Benedicto nos invitaba en su Mensaje para esta Jornada a que nos arraigáramos en la oración y en la celebración de los sacramentos, sobre todo en la Eucaristía.  Procuremos, queridos jóvenes, dedicar tiempo a la oración, momentos de escucha y reflexión de la Palabra de Dios, momentos de intimidad con el Señor, momentos de amor. Y ahora, expresad vuestro deseo de ser verdaderos orantes y decid: “Queremos ser jóvenes de oración” (Toda la asamblea repite esta frase). Esperamos que sea de veras.

5.  En el libro del Génesis hemos visto a Abrahán haciendo oración e intercediendo por los pueblos de Sodoma y Gomorra, para evitar que Dios las aniquilara por su grave pecado (cf. Gn18, 23-32). Poco a poco la oración de intercesión de Abrahán va consiguiendo que Dios evite el castigo, si encuentra diez justos (cf. Gn18,32).  Es un hermoso ejemplo de cómo hemos de orar. La Iglesia intercede por todos los pecadores, pidiendo a Dios la conversión de los mismos y apelando a la misericordia divina.

Tal vez estamos acostumbrados a pedir por nuestras propias necesidades, pidiendo mucho por nuestras cosas; sin embargo, la oración de intercesión es grata al Señor. Tenemos muchos motivos para pedir a Dios por las personas que se alejan de él, por quienes sufren, por los que están necesitados, por los pecadores, por los no creyentes, por todos los cristianos, por las familias. Ahora estamos celebrando la Jornada Mundial de la Juventud. Y hemos de pedir por los buenos frutos de la misma, por los jóvenes que están participando, por la evangelización de los pueblos, por nuestra tarea misionera; y por todos los jóvenes del mundo.

6. El papa Francisco se ha reunido en Rio de Janeiro con los jóvenes argentinos; no estaba previsto, pero pidió a quien organizaba el viaje, poder encontrarse con ellos. Transmito algunas de sus palabras, dichas de manera improvisada. Preguntándose sobre qué espera él de la Jornada de la Juventud ha dicho: “¡Espero lío! (…) ¡Quiero lío en las diócesis! ¡Quiero que se salga afuera! ¡Quiero que la Iglesia salga a la calle! ¡Quiero que nos defendamos de todo lo que sea mundanidad, de lo que sea instalación, de lo que sea comodidad, de lo que sea clericalismo, de lo que sea estar encerrados en nosotros mismos. Las parroquias, los colegios, las instituciones, ¡son para salir! Si no salen, se convierten en una “ONG”, y la Iglesia no puede ser una ONG” (Discurso a los jóvenes argentinos, Río de Janeiro-Catedral, 25.07.2013).  Expresad ahora vuestro deseo de salir, de armar lío, de no conformaros con la mentalidad del mundo, de querer ir contra corriente y decid: “Queremos ir contra corriente”. (La asamblea repite esta frase). ¡Muy bien!

El Papa decía: “Uno podría pensar, que podría haber una especie de eutanasia escondida. Es decir, no se cuida a los ancianos, pero también está esta eutanasia cultural: ¡no se los deja hablar, no se los deja actuar! Y la exclusión de los jóvenes: El porcentaje que hay de jóvenes sin trabajo, sin empleo, ¡es muy alto! Y es una generación que no tiene la experiencia de la dignidad ganada por el trabajo. O sea, ¡esta civilización nos ha llevado a excluir las dos puntas, que son el futuro nuestro!” (Ibid.). El Papa os anima a no excluir a los mayores y a unirse a ellos, para enriquecernos con su sabiduría. Os anima a salir, queridos jóvenes; a hacerse valer; y a luchar por los valores cristianos.

7. Decía el papa Francisco: “La fe en Jesucristo no es broma, es algo muy serio, es un escándalo. Que Dios haya venido a hacerse uno de nosotros, ¡es un escándalo! Y que haya muerto en la cruz, es un escándalo: el escándalo de la Cruz. La Cruz sigue siendo escándalo; pero ¡es el único camino seguro, el de la Cruz, el de Jesús, la encarnación de Jesús! Por favor, ¡no licuen la fe en Jesucristo! Hay licuado de naranja, licuado de manzana, licuado de banana, pero por favor, ¡no tomen licuado de fe! ¡La fe es entera, no se licua! Es la fe en Jesús. Es la fe en el Hijo de Dios hecho hombre, que me amó y murió por mí” (Ibid.).

Expresemos ahora nuestro deseo de no licuar la fe en Jesucristo; de ser personas de fe firme e íntegra; y digamos: “Queremos ser creyentes de fe firme e íntegra”. (Toda la asamblea repite dos veces esta frase).

8. Quiero invitar a los jóvenes a unirse en oración a la Vigilia de esta noche, presidida por el papa Francisco, a través de los medios de comunicación. Podéis hacer un rato de oración en vuestras parroquias, o en casa. Pero unámonos a la oración de esta noche con el Papa; y mañana nos unimos en oración a la Misa de clausura de la Jornada Mundial de la Juventud.

Terminamos con una oración a la Virgen María, que el papa Francisco hizo con los jóvenes. Rezamos todos en silencio, escuchando el texto: “Señor tú dejaste en medio de nosotros a tu Madre, para que nos acompañara. ¡Que ella nos cuide, nos proteja en nuestro camino, en nuestro corazón, en nuestra fe! ¡Que ella nos haga discípulos, como lo fue ella, y misioneros, como también lo fue ella! ¡Que nos enseñe a salir a la calle, que nos enseñe a salir de nosotros mismos! ¡Que ella, con su mansedumbre, con su paz, nos indique el camino! ¡Señor, vos sois un escándalo, el escándalo de la Cruz, una Cruz que es humildad, mansedumbre, una Cruz que nos habla de la cercanía de Dios!”.

Amén.

Autor: diocesismalaga.es

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