Me elevo mucho más en la Basílica de las Naciones en Getsemaní (una de sus obras mejor conseguidas). Tampoco lo es por la contemplación del árbol Sicómoro, ni de su Tel o montículo, ni del Monte de las Tentaciones. Me llena de alegría visitar Jericó porque anexa a la iglesia se encuentra una escuela de primaria y tenemos costumbre, los guías y conductores de autobuses de jugar un partido de futbol junto a los muchachos que allí estudian, gracias a la labor de la custodia franciscana. ¡Y lo pasamos bomba! Por cierto, esta escuela, está a punto de acabar su ampliación para que estos niños de Palestina puedan continuar la siguiente etapa de su formación, la secundaria.

La Custodia Franciscana lleva a cabo una labor ininterrumpida de casi 8 siglos con la finalidad de preservar los derechos de la iglesia sobre los Santos Lugares, recuperar, erigir y conservar los santuarios para que nosotros podamos disfrutar de los lugares bíblicos como centros de espiritualidad y no como si de un museo o un parque temático se tratara. Para eso ya tenemos la Basílica de Santa Sofía en Estambul. 

La otra pata del banco y no menos importante es el servicio a la iglesia local de Tierra Santa. Si nos quedamos sin cristianos (actualmente solo son un 2% de la población), los santuarios; muchos de ellos parroquias, se quedarían únicamente al servicio de los peregrinos y sabemos que en esa bendita tierra hay periodos largos en que por dificultades políticas no acude nadie.  Los cristianos de Palestina, tienen un nivel cultural muy bueno, el mejor de su pueblo. Tienen un menor número de hijos que sus hermanos musulmanes y procuran llevarlos a un nivel universitario. Concretamente la custodia dio 360 becas para estudiar en Universidades de Oriente Medio (sólo así se quedarán a trabajar en la región) por un valor de 407.000 $ USA. Estudian en la universidad de Belén, Hebrea de Jerusalén, Haifa. Bir Zeit, Amman y otras.

Aún así, la diáspora de los jóvenes cristianos continúa porque a las dificultades de encontrar un trabajo siendo minoría, se une la de encontrar casa. ¡Y Vds. dirán que a nuestros jóvenes también les ocurre lo mismo! Lo que pasa es que en Tierra Santa importa y mucho a qué religión perteneces y donde vas a vivir. Por ejemplo los barrios en Jerusalén tienen fronteras “invisibles” así que nos encontramos con barrios ultraortodoxos como Mea Sha`Rim, donde los viernes noche, se cierran las calles para que no transiten coches y si a una señora se le ocurre enseñar un hombro o un escote tendría serios problemas o bien te puedes ir a Tel Aviv donde vas a tener libertad de vestir y vivir como quieras pero no vas a encontrar una parroquia donde tener vida con tu comunidad y tus hijos se van a educar en un ambiente laico total y perderán su identidad, su raíz.

Si hay cristianos dentro de las murallas de Jerusalén es gracias a los 399 apartamentos que tienen los franciscanos y otros ritos católicos y ortodoxos. Pero de cara a los jóvenes, han acometido un proyecto para construir casas a unos precios razonables y así nuevas familias puedan vivir y sus hijos jugar y educarse en su fe.  Hay construidos 70 apartamentos en Betfagé, lugar donde se inicia todos los años la procesión del  Domingo de Ramos. Y otros 68 apartamentos en construcción. El proyecto tiene por nombre “Viviendas de San Francisco” y ha supuesto un desembolso de 14 millones de dólares y 25 años de dificultades para conseguir los permisos de construcción.  

En Beit Hanina, viven 20 familias, en Er Ram otras 18. En Jafa 124 pisos, tiendas y servicios sociales (centro cultural, médico, biblioteca, capilla, etc) Se están construyendo 48 apartamentos en Belén, ¿se imagina a Belén sin un cristiano? ¡Pues puede pasar!  Estos proyectos y muchos otros han sido y serán posibles, gracias a la generosidad de los cristianos de todo el mundo y al trabajo, abnegado y vital de los franciscos. Este Viernes Santo la colecta se destina al sostenimiento de los Santos Lugares y también de sus piedras vivas, nuestros hermanos de Palestina.

Toon Espinosa, director de SAVITUR, agencia especializada en peregrinaciones a Tierra Santa