Sintió la llamada a la vida consagrada, pero su mala salud le impidió terminar el noviciado en las Hijas de la Caridad. Viendo que no podía ser monja en el convento, se dijo a si misma: “Seré monja en el mundo” e hizo los votos religiosos. Con la idea de “hacerse pobre con los pobres”, tuvo la idea de fundar un instituto de monjas que vivieran de la forma más humilde posible y entregadas al servicio de la caridad. Sería el de las Hermanas de la Compañía de la Cruz, que aún hoy mantiene vivo su legado.

Las Hermanas de la Cruz cuentan con cuatro comunidades en la diócesis de Málaga (Archidona, Málaga, Pizarra y Ronda), que llevan a cabo las labores propias de su carisma: atención a los enfermos, petición de limosnas para asistir a los más necesitados y acompañamiento a personas mayores en su domicilio durante la noche. Son en total 28 las hermanas que, viviendo de la providencia, en absoluta pobreza, realizan esta valiosísima labor asistencial y caritativa en la provincia de Málaga.