El aumento en el planeta del número de personas que dejan sus países por ser víctimas de la violencia y la pobreza genera una cuestión que debe afrontarse tras la superación de la fase de emergencia: considerar las causas de las migraciones. Es necesario actuar en profundidad y de manera incisiva en   países de los cuales salen los emigrantes y los refugiados. Hay que evitar en su origen la huida de los refugiados y los éxodos provocados por la pobreza, violencia y persecución.

La indiferencia y el silencio que frecuentemente se genera con planteamientos políticamente correctos que no propician debate y análisis abren el camino a posiciones que no inciden realmente en las causas de los éxodos. Es indispensable que la opinión pública sea informada de forma correcta para prevenir miedos injustificados y especulaciones. Es necesario favorecer una serena reflexión para destacar los valores que en occidente permiten la hospitalidad. Valores que emergen frecuentemente del cristianismo. Los inmigrantes son acogidos sin importar su condición religiosa o social.

¿Qué ocurriría si los europeos tuviesen que emigrar al continente africano o al oriente? ¿Serían acogidos en países de mayoría musulmana en las mismas condiciones que en Europa? Los flujos migratorios provocarán cambios sociales y plantean qué hacer para que la integración sea experiencia enriquecedora.