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Javi Nieves: «Nuestra obligación es dar un poco de esperanza ante la crisis»

Publicado: 15/04/2013: 10646

A Javier Nieves Lamas (Madrid, 1972) le apasiona contar historias por la radio. Actualmente, más de un millón de oyentes se despierta cada mañana con su programa "Buenos Días Javi Nieves", en Cadena 100, de 6.00 a 10.00 horas. A esa hora, toma el relevo de Buruaga en "La Mañana" de COPE, hasta mediodía.

Premio Ondas 2012 está convencido de que no se puede evangelizar con el ceño fruncido y es consciente de que los periodistas «somos responsables a la hora de transmitir un mensaje de optimismo porque la gente necesita algo de esperanza, alguien con quien hablar»

–¿Cómo evangelizar desde la radio?

– Para ser honestos, la radio tiene que ser el reflejo de la vida de uno. Evangelizar es la misión de todo bautizado. Lo tenemos que hacer con el testimonio, con el ejemplo, ya sea en la radio, en nuestra casa o en el sitio en el que nos toque trabajar. 

–Para usted esto de la radio tiene también mucho de vocación. 

– Tanto que no sé a qué me dedicaría si no estuviera trabajando en la radio. Tendría que reinventarme. Mi vocación no es el periodismo, es la radio. Me apasiona contar historias por la radio. A eso se une mi vocación cristiana. Yo no soy capaz de hacer compartimentos estancos en mi vida. Lo veo todo de una forma muy natural. Soy una persona cristiana que ha tenido la suerte de estar en un entorno cristiano, a la que Dios le ha regalado una fe. Yo tengo la suerte de tener una mujer que cree como yo y me ha sido fácil. Pero he visto casos de amigos que vivían conmigo, han tenido la misma educación y la vida les ha llevado por otro sitio. Yo he tenido esa suerte y eso te obliga a devolver lo que has recibido. La radio es mi gran vocación desde muy chico. 

–¿Le ha causado problemas manifestarse católico? 

– Nunca. Ni creo que se los cause a nadie. Los católicos tenemos que perderle el miedo a esas cosas. Porque no estamos diciendo que no a nada. La Iglesia es un sí y el que quiere darlo lo da con libertad y los demás respetan. 

–Sus programas están llenos de alegría, de "buen rollo"... Hacer sonreír es también amar al prójimo. 

– Es verdad que tenemos que transmitir lo que ocurre y ser críticos con lo que está pasando pero esas dos cosas no impiden que uno evangelice con una sonrisa, no hay otra manera de hacerlo. No se puede evangelizar con el ceño fruncido ni se puede ir diciendo oye, aquí está mi verdad y lo haces con el ceño fruncido, con mal humor, con desesperanza. Hay que transmitir que a pesar de todo esto tenemos mucha suerte de no vernos en los casos que ahora por ejemplo está denunciando Manos Unidas. La crisis nos ha obligado a renunciar a muchas cosas pero no somos los pobres de entre los pobres. En otras partes del mundo lo que se están jugando es el sobrevivir. Aquí nos estamos jugando el vivir de otra manera y acostumbrarnos a otra forma de vida que no es la misma que hace unos años ni va a ser la misma. Las cosas han cambiado definitivamente creo. Nos tenemos que acostumbrar al nuevo estatus que tenemos como país. 

–¿Dar esperanza también es una forma de evangelizar? 

– En este tiempo de crisis hay que levantar el ánimo. Es esencial. Estamos viendo ejemplos tremendamente drásticos de suicidios, gente que se quema a lo bonzo, casos tremendos de desesperanza. La gente necesita algo de esperanza, alguien con quien hablar. Si es alguien de la radio, de la radio; si es a través de Twitter, también. Tenemos una responsabilidad con un mensaje optimista, esperanzado. Nuestra obligación es dar un poco de esperanza ante todo esto. Y no mirar a otro lado, mirar de frente a los problemas.

–Pero para dar esperanza, hay que recibirla antes. ¿De dónde bebe usted? 

 – Yo pertenezco al movimiento Schoenstatt desde que tenía 15 o 16 años y de ahí son mis amigos. Ahora es donde estoy con mi mujer. Es necesario estar en alguna comunidad y vivir la fe en comunidad. Para mí es esencial. Eso es parte de la nueva evangelización, que los católicos no demos la fe por supuesta, porque es un regalo. Hay que cuidarla.

Autor: Antonio Moreno Ruiz

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