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Vicente Martín, delegado episcopal de Cáritas Española, visita Melilla

Publicado: 18/01/2023: 11069

Entrevista

El delegado episcopal de Cáritas Española, Vicente Martín, ha visitado Melilla acompañado por el delegado de Cáritas Diocesana de Málaga, Antonio Collado, y el técnico de Cáritas en la zona, Ernesto Juárez, para conocer de primera mano la realidad de la ciudad y el trabajo que realiza Cáritas junto a otras entidades religiosas presentes en el territorio.

En esta visita, ¿qué es lo que más le ha impresionado de la realidad social de Melilla?
Me han impresionado varias cosas. Una primera impresión es el contraste arquitectónico, la misma ciudad, ese centro modernista, bonito, y luego la zona del Monte donde están las religiosas, que es una construcción de casas bajas, como un pueblo, donde hay una mayor presencia musulmana. También, evidentemente, la valla, que expresa por una parte tanta cercanía y, al mismo tiempo, tanta distancia entre dos culturas, la musulmana y la occidental.

En estos días ha podido usted conocer de cerca la respuesta que la Iglesia de Melilla ofrece a los más pobres. ¿Cómo acoge, protege, promueve e integra, en especial a los inmigrantes?
He estado veinticuatro horas visitando proyectos y he conocido el proyecto Alfa en el colegio de la Salle, donde hay un gran acompañamiento, especialmente a mujeres musulmanas migrantes, con todo el proceso de acogida, protección, promoción y búsqueda de esa integración. También estuve con la Comisión arciprestal de las Cáritas parroquiales, donde estuvieron también presentes las Religiosas del Monte y las Hijas de la Caridad. He podido visitar a las religiosas de la Divina Infantita y en el Monte la casa de las religiosas, con los proyectos que tienen de guardería, formación de mujeres, ludoteca… Me parece que es un trabajo que hace alusión a esos cuatro verbos que nos pide el papa Francisco como Iglesia que sirve a los últimos, y especialmente a esta realidad del mundo de la migración: acoger, proteger, promover y buscar la integración. Creo que es un trabajo bonito el que se está haciendo. Cuando lo escuchaba y conocía estas realidades y la ternura con que se presta ese servicio, recordaba esas palabras del Papa cuando mencionaba el hecho de que, cuando uno tiene que salir de su tierra, de su casa, y hacer ese proceso migratorio, se encuentra a una Iglesia que quiere acogerle como madre. Tanta gente que viene sola, tantos MENA… percibo que encuentran aquí esa Iglesia que quiere ser madre de aquellos que han dejado a sus madres, a sus familias, y vienen buscando un futuro mejor.

Distintas congregaciones, Cáritas y otras entidades religiosas atienden diariamente a un sector de población muy vulnerable. ¿Cómo valora todo este trabajo que se realiza en red?
Me parece que es necesario y conveniente. No podemos dar respuestas de una manera individual, sino trabajar en red y en coordinación, porque la realidad de la exclusión, de la pobreza, es una realidad tristemente coordinada, donde intervienen muchos factores que conducen a la exclusión. Por tanto, la respuesta o la hacemos de forma coordinada o sería imposible. Es la llamada a ser un nosotros más grande. No vale la respuesta individual, que solo conduce a paliar situaciones pero difícilmente favorece la integración en procesos de exclusión. Es, en mi opinión, un trabajo muy bonito el que están realizando, imagino que no sin dificultades y esfuerzos, pero arrimando el hombro cada uno desde su propio carisma, desde su identidad, con la idea y el objetivo de ser una Iglesia que sirve, acompaña y dignifica a los últimos. Siempre será un reto esa búsqueda de comunión y coordinación. Cuando en la Iglesia nos planteamos dar respuesta al mundo de la pobreza y la exclusión, la coordinación no busca solo una mayor eficacia, sino significar y testimoniar la comunión, una Iglesia que acoge, acompaña, protege e integra; que es madre.

¿Cuáles cree que son los principales retos a los que se enfrenta la Iglesia de Melilla hoy?
Aunque puede haber más, pienso que hay tres importantes: uno, que debe asumir el hecho de ser una Iglesia en minoría, pero que debe ser significativa evangélicamente hablando, de anuncio y de presencia encarnada en una realidad multicultural. Un segundo reto es cómo ir dando vida a esa propuesta que nos hace el papa Francisco de contribuir a la cultura del encuentro. Precisamente, en esta realidad donde conviven tantas culturas, es importante generar procesos de cultura del encuentro desde un modelo de Iglesia que sale al encuentro de las personas. Y un tercer reto podría ser, porque así se lo escuchaba a la comisión arciprestal de Cáritas, la necesidad de más personas que «echen una mano», más voluntarios, más jóvenes. Todo eso poniendo en valor al voluntariado que ya existe, entregado, con ilusión, y con cansancio y necesidad de acompañamiento y formación también. Tuve la oportunidad de encontrarme con el vicario y los sacerdotes en esa comisión, y planteábamos la importancia de que estos acojan, acompañen al voluntariado, los apoyen, les ayuden a integrar su ministerio como propio de la Iglesia que contribuye a la evangelización.
Además de esto, por último, añadiría la importancia de conocer bien esta realidad por la singularidad que tiene respecto a Andalucía o al resto de la península. No sé si desde Foessa pero, en cualquier caso, hacer un buen diagnóstico social de las condiciones de la población y de los procesos de exclusión. Creo que esto sería conveniente y nos permitiría conocer mejor, desde el diagnóstico preciso de un estudio, la realidad hacia adentro, pero también nos ayudaría a comprenderla mejor desde fuera. Esto incluso serviría para poder evangelizar y ser testigo del evangelio en medio de esta peculiar y singular realidad.
Desde aquí quiero aprovechar para felicitar a esta Iglesia de Melilla que pretende ser esa presencia de Dios en este lugar.

Cáritas Diocesana

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