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La espiritualidad del Buen Pastor

Publicado: 18/10/2011: 3133

Aunque cada parroquia tiene cierta autonomía, todas son parte de la diócesis; en nuestro caso, de la diócesis de Málaga. Además, cada una pertenece a un arciprestazgo, especie de distrito que abarca varias parroquias y, a cuyo frente, está el Arcipreste.

A lo largo del mes, los sacerdotes del arciprestazgo nos solemos reunir dos veces, una para orar y otra para programar y revisar. En las reuniones de programación y revisión se comparte todo, también la vida de fe. El arciprestazgo al que pertenezco está formado por una mayoría de sacerdotes muy jóvenes que aportan aire nuevo. A varios los he tenido de alumnos. Entre las cosas que me impactaron más el año pasado, está la insistencia en que debemos rezar despacio, principalmente cuando recitamos los salmos; y la insistencia en la caridad pastoral. Para que no nos suceda lo que criticaba san Agustín, cuando tildaba a algunos de “predicadores vacíos de la Palabra, que no la escuchan por dentro”. Y dice el Vaticano II que, “como ministros de la Palabra de Dios (los sacerdotes), leen y escuchan cada día la Palabra que tienen que enseñar a otros”. Además, añade que “el amor del Buen Pastor (la caridad pastoral) les impulsa a dar la vida por sus ovejas, dispuestos también al sacrificio supremo”.

Santo Tomás de Villanueva, que fue obispo de Valencia, ve la espiritualidad del sacerdote en estos rasgos: “En primer lugar, el amor, pues fue precisamente la caridad la única virtud que el Señor exigió a Pedro para entregarle el cuidado de su rebaño. Luego, la vigilancia, para estar atento a las necesidades de las ovejas. En tercer lugar, la doctrina, con el fin de poder alimentar a los hombres hasta llevarlos a la salvación. Y finalmente, la santidad e integridad de vida. Ésta es la principal de todas las virtudes”.  

Azotea de J. A. Paredes publicada en la revista "Diócesis"

Autor: diocesismalaga.es

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