Noticia Diálogo con Dios Publicado: 21/11/2014: 5461 Conviene recobrar o alimentar diariamente la experiencia vibrante de la oración. Diálogo con Dios, que sabemos que nos ama y al que, a la vez, queremos amar, deseamos amar. Abrir nuestro corazón a Dios, dejarse sorprender por Cristo y darle el derecho a hablarnos es recomendable. Y necesario para alimentar la vida de fe cristiana. Abrir las puertas de nuestra libertad a su amor misericordioso, presentar nuestras alegrías y nuestras penas a Cristo, dejando que él ilumine con su luz nuestra mente y toque con su gracia nuestro corazón, es una manera bella de vivir como creyentes la experiencia de Dios a diario. Recordaba Benedicto XVI a los jóvenes que la felicidad que buscamos, la felicidad que tenemos derecho de saborear, tiene un nombre, un rostro: el de Jesús de Nazaret. Sólo él da plenitud a la vida. Cuando rezamos a diario, Dios se hace presente en nuestra vida de manera muy especial. Aunque en ocasiones cueste trabajo orar, merece la pena el esfuerzo. Quien deja entrar a Cristo en la propia vida no pierde nada. Nada, absolutamente. Ni tiempo ni nada de lo que hace la vida libre, bella y grande. Solo con el cultivo de esa amistad en la oración se puede vivir en cristiano.