NoticiaActualidad Cuarenta días de camino hacia la alegría de la Pascua Publicado: 26/02/2006: 251 • El 1 de marzo, miércoles de ceniza, comienza el tiempo de Cuaresma La Cuaresma, previa a la Semana Santa, es una ocasión para profundizar en los misterios centrales de la fe cristiana. Tres cofrades cuentan qué es para ellos la Cuaresma y en qué consiste esa peregrinación interna que comienza el miércoles de ceniza. En esta peregrinación de cuarenta días hacia esa “alegría intensa que es la Pascua”, el mismo Señor nos acompaña a través del desierto de nuestra pobreza. «La mirada conmovida de Cristo se detiene también hoy sobre los hombres y los pueblos (...) llamados a la salvación”, dice el Santo Padre. Y la Iglesia es consciente de que para un desarrollo integral de la persona, para su salvación completa, es necesario que nuestra mirada sobre el hombre se asemeje a la de Cristo. La Cuaresma es un camino que todos estamos llamados a recorrer para encontrarnos con Dios, y los que viven su fe en el seno de una cofradía lo experimentan de forma quizás más visible, por la singularidad de su vocación cofrade. En el siguiente reportaje, tres cofrades nos cuentan qué es para ellos la Cuaresma y en qué consiste esa peregrinación interna que comienza el miércoles de ceniza. En el mundo cofrade, donde los signos externos tienen gran importancia, el Via Crucis oficial de la Agrupación de Cofradías de Semana Santa de Málaga supone el comienzo de los actos de Cuaresma en nuestra ciudad. Este año, por la conmemoración de los 250 años de vinculación entre la hermandad y la Armada Española, será el Cristo de la Buena Muerte de Mena el que lo protagonice. Para cualquier persona que vive su fe en el seno de una hermandad, la Cuaresma supone ya la antesala de la mayor manifestación externa de su fe. Pero eso no significa que la vida interior decaiga y así nos lo demuestran los cofrades que hemos entrevistado en este reportaje. María Guzmán es hermana mayor de la Hermandad de la Virgen de los Dolores de Coín, una hermandad que, curiosamente, está compuesta sólo por mujeres. Para ella, la Cuaresma es «ese momento en nuestra vida en el que la Iglesia nos ayuda a recorrer un camino que va directamente a vivir en nuestras propias carnes la muerte y la resurrección de Jesús y la nuestra propia. Son cuarenta días para pensar y meditar los misterios de la vida de Jesús y buscar ese cambio interno y externo en la nuestra». En la hermandad, María encuentra un cauce idóneo para aprovechar este tiempo y actualizar la oración, el ayuno y la limosna. Los cultos y la caridad son vividos en el ámbito de la parroquia. «Intentamos, dice la hermana mayor, que lo que vivimos desde nuestra devoción particular se haga presente en la comunidad y entre todos luego en la Semana Santa saquemos en imagen lo que vivimos en el corazón. Desde nuestra vocación cristiana y cofrade, intentamos hacer lo que nos pide la Iglesia en este tiempo: más oración y más compromiso». Pablo Atencia es hermano mayor de la cofradía de Estudiantes, que nada más comenzar la Cuaresma celebra el Tríduo a su Sagrado Titular, el Stmo. Cristo Coronado de Espinas. Este cofrade nos cuenta que «a nivel de organización, en la hermandad, éste es el tiempo de mayor dedicación de todo el año, ya que preparamos la procesión, entregamos las túnicas, tallamos a los hombres de trono, etc. Pero personalmente, también es una ocasión de prepararme espiritualmente para vivir con plena intensidad la Pascua del Señor». Según Atencia, las cofradías ayudan a saborear la Cuaresma. «Estoy seguro de que si no fuera cofrade, yo no la viviría con la misma profundidad. Me ayuda mucho, y todos los cultos que organizamos reciben la participación de cristianos de otros movimientos que se unen a nosotros». La imposición de la ceniza la celebran de forma conjunta las distintas hermandades del Domingo de Ramos. Este año convoca la hermandad del Dulce Nombre y tendrá lugar en la Parroquia de la Divina Pastora, su sede canónica. Allí comienza la Cuaresma para Mari Gracia Díaz, hermana de la Cofradía de la Salud. «Éste tiempo es para mí de crecimiento, de acercarme al misterio de la Redención y al amor de Dios. Yo no vivo la Cuaresma con tristeza, porque la cruz de Cristo, que adorna nuestras iglesias, ilumina con su sombra toda nuestra vida y nos acerca a la realidad del mundo que nos rodea». En la cofradía, al amparo de sus titulares, Mari Gracia dice encontrar un lugar donde servir, donde participar activamente dando testimonio de coherencia y de fe. Autor: Revista Diócesis