Los matices de dominación, la escasa educación emocional o el egoísmo indican fragilidad en la pareja.  Estos indicadores tienen el riesgo de conducir por la corriente del maltrato. Quedo fuera de juego cuando constato el deseo compulsivo de algunos hombres por controlar a la mujer.  Existen devoradores que no soportan ni rival ni libertad. Estos tipos  olvidan que hombres y mujeres compartimos dignidad. El libro del Génesis aborda en su etimología la dignidad compartida (is-issah). La declaración de los derechos humanos también defiende la igualdad entre hombres y mujeres. Sin embargo, pareciera que ésta no existiera a juzgar por lo que algunos pretenden. ¿Quién es el hombre para buscar silenciar o utilizar a la mujer tanto en la esfera pública como en el ámbito privado? 

Me sorprende como en algunos países la mujer sigue siendo excluida. Me preocupa el índice de mujeres asesinadas en los últimos meses en España.  Me genera inquietud el número de mujeres maltratadas por sus parejas en Málaga.  Hay demasiado sufrimiento en muchos hogares.  Algunas mujeres no perciben la intensidad del riesgo al que están siendo sometidas hasta que el maltrato se erige como protagonista visible en sus vidas.  A poco que observemos podemos descubrir a mujeres maltratadas, enredadas en una tela de araña de la que les resulta muy difícil salir.  A las que incluso les resulta prácticamente imposible marcar el 016.  Se podrá mejorar la legislación, se podrá invertir en prevención y atención o se podrá sensibilizar pero mientras no celebremos la dignidad  humana, la belleza de la relación entre un hombre y una mujer y los hijos sean utilizados como monedas de cambio tendremos aún mucho camino por recorrer. 

Hoy martes hay mujeres que son pisoteadas en su dignidad.  En Málaga. ¿Qué ser humano puede erigirse en señor de la  vida?  ¿Qué hombre con un mínimo de ternura, sensibilidad y estabilidad emocional es capaz de asesinar a la persona con la que ha compartido sueños, vida y amor?  Solo quien ha perdido el sentido de la vida y dignidad.  Quien ha sido obcecado por unas razones fuera de toda frontera de humanidad.