Alfonso Crespo, párroco de San Pedro y autor del libro "La entrañable misericordia de nuestro Dios. Para vivir el Año de la Misericordia" se refirió al gesto del papa abriendo la puerta santa de forma adelantada en la Catedral de Bangui, en República Centroafricana, el pasado domingo: «El papa tiene el lenguaje de los signos como su principal vehículo de comunicación. Yo quedé gratamente sorprendido, admirado e incluso se me saltaron unas lágrimas viendo cómo el papa abría esa puerta vieja, pobre... Pero me quedé más sorprendido viendo el rostro alegre de los que recibían el jubileo en un rincón desconocido para muchos, en plena pobreza, miseria y guerra».

Santos, por su parte, señaló que fue «un gesto muy bonito el empezar el jubileo desde un lugar donde nadie pondría los focos. El papa tiene la habilidad de hacer que enfoquemos hacia lugares de la periferia».

Crespo ha explicado que «Jubileo significa tiempo de gracia del Señor. Cada vez que el ser humano se siente pobre, entristecido, carente de muchas cosas, la Iglesia le ofrece un jubleo, un remanso. Este año jubilar lo ha querido poner bajo el tinte de la misericordia, que es una palabra alternativa, profundamente revolucionaria que puede a cambiar muchos criterios y muchas formas de pensar fuera y sobre todo dentro de la Iglesia»

El director del colegio se ha repasado la realidad del barrio de La Palmilla, y ha invitado a la ciudad a volver sus ojos hacia esa otra ciudad invisible donde «hay una riqeuza muy grande que es la de que allí viven los preferidos del Señor». Alfonso Crespo, cuyo primer destino como sacerdote fue precisamente La Palmilla, durante 12 años, ha añadido que en este jubileo «hay dos "puertas": vayamos a la Catedral y a La Palmilla»

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