Es la última visita oficial programada dentro de esta Visita Pastoral y tuvo lugar el domingo 20 de junio; el domingo 27 de junio tuvo lugar la Misa de clausura y queda pendiente, para los primeros días de julio, la visita a Alfarnate y Alfarnatejo, que se encontraba en cierre perimetral por la pandemia en las fechas previstas en el calendario.  

D. Jesús Catalá llegó al pueblo sobre las 11.30 de la mañana y ya le esperaban el párroco y algunos fieles, que lo acompañaron al templo parroquial. La primera parada, como en todas las visitas, ante el Santísimo, «un tiempo para orar en silencio. Después nos dirigimos los dos a la casa parroquial para dialogar sobre todo lo concerniente a la parroquia. Al terminar, nos dirigimos a la casa de Antonia, una feligresa a la que le es muy difícil acudir al templo, pero que sigue solicitando la comunión con asiduidad. El Sr. Obispo fue muy amable, pidió al Señor por su salud y entabló un diálogo muy enriquecedor. Antonia agradeció mucho la visita», explica el párroco.

De regreso al templo, el prelado administró el sacramento de la penitencia a cuantos fieles se acercaron a recibirlo y después presidió la celebración de la Misa estacional, en la que administró el sacramento de la confirmación a un fiel que se había preparado durante tiempo para recibirlo.

En la homilía, «el Obispo nos invitó a no tener miedo ante las posibles dificultades que puedan existir en el camino cristiano, haciendo referencia al pasaje del Evangelio de la tempestad», explica Manuel Jesús. 

Tras la celebración litúrgica, llegó el momento de la asamblea parroquial, en la que se entabló un dialogo fluido con el gran número de fieles que se acercó al templo, entre ellos la alcaldesa, Ágata González Martín, que participó en la Misa y en la asamblea mostrando «un gran signo de comunión entre la autoridad civil y la religiosa en el pueblo», añade el párroco. 

Tras la despedida de los fieles, el Sr. Obispo compartió el almuerzo en la casa parroquial y, con las vistas del atardecer, regresó a Málaga.