Este evento, organizado por los Misioneros de la Esperanza junto a otras instituciones públicas y privadas, tiene un doble objetivo: «se trata de fomentar un espacio en el que desarrollar la música católica cristiana, mostrar lo que hacemos para anunciar el Evangelio con la música e invitar a los grupos que lo deseen a unirse al festival», explica Francisco Salado, miembro del grupo Basileia Revolution, quien añade un segundo objetivo de dicho encuentro musical: «también tiene un objetivo solidario, pues todos los beneficios que se recauden se destinarán a proyectos de desarrollo puestos en marcha por los Misioneros de la Esperanza y la asociación EOEO en Chad. Se trata de una escuela taller para jóvenes en riesgo de exclusión sociolaboral en Kelo y las mejoras en un centro educativo de Goular. Por eso, el precio de la entrada lo pone cada uno».

El nombre

“24 Sand Music Festival” es el nombre elegido y responde a un porqué.

Por un parte, «en Apocalipsis 5,8 aparecen 24 ancianos postrados delante del cordero con una cítara (léase guitarra) cada uno, en actitud de adoración y entonando un cántico nuevo (en la portada de la Catedral de Santiago de Compostela se les representa con instrumentos de la época). Estos ancianos son como un símbolo de los músicos cristianos», explica Salado.

Por otro lado, “sand” (arena) tiene su sentido en que «esta historia quiere ser un grano de arena más en la construcción del Reino, de un mundo mejor. De ahí que el hecho de que todo lo que se obtenga se destine a dos proyectos de desarrollo -en este caso en Chad- no es algo accesorio u ornamental, sino absolutamente esencial», añade Salado.

Proyectos

Son dos los proyectos a los que se destinarán los beneficios del festival. A un proyecto de cooperativas en Lai, Bere y Kelo, tres poblaciones que distan entre sí más de una hora de camino en coche. En ellas se están iniciando las cooperativas de costura y carpintería, que funcionan como centros de jóvenes que han salido del centro de Acogida Carlos Lwanga en Bayaka, al cumplir los 18 años de edad y no tener posibilidades de trabajar ni emprender un negocio porque, a pesar de su paso por el centro de acogida, sus circunstancias personales y familiares no han cambiado, o incluso han empeorado. Estas cooperativas pretenden dar una salida laboral y social a este grupo de jóvenes en riesgo de exclusión por medio de la iniciación en dos profesiones que pueden tener una demanda laboral en su entorno.

También se destinarán los beneficios a un proyecto desarrollado en Goular, una población de Chad de unos 4.500 habitantes en la que se encuentra la escuela de San Juan Bosco. Esta escuela acoge a 240 niños y niñas de la población y sus alrededores. Se mejorarán las condiciones de la escuela y se plantarán árboles a su alrededor.También se construirán pozos de agua potable para que consumo y el riego de los huertos de árboles frutales con cuya venta se sufragan los gastos escolares de los menores.