NoticiaSacerdotes Jesús David Hurtado: «Tenía muchos deseos de venir a una parroquia» Jesús David Hurtado, en San Fernando Publicado: 03/11/2021: 10183 Nuevos destinos Jesús David Hurtado Giráldez, ordenado en junio de 2010, fue párroco durante sus primeros años de ministerio en Yunquera y El Burgo. Recientemente, ha estado finalizando sus estudios en la Universidad Lateranense de Roma, donde ha defendido su tesis doctoral en Teología Pastoral. Este curso ha recibido el nombramiento de Delegado Diocesano de Catequesis y de párroco de San Fernando en Málaga. ¿Cómo ha sigo la acogida, su llegada a este nuevo destino? Ha sido muy buena, tanto por parte del anterior párroco, Juan Manuel Ortíz Palomo, como del vicario parroquial Rafael Vázquez, y de la comunidad, que son gente muy acogedora, con ganas de trabajar, de implicarse, que vienen caminando. Hay cosas más consolidadas y otras que se nos abren como reto. Durante el mes de septiembre, estuve saliendo a la puerta para saludarlos uno a uno y así ir conociéndonos. ¿Cómo es la comunidad que forma esta parroquia? Joven. La parroquia en sí como templo tiene 26 años, aunque antes ya se reunía para celebrar la Eucaristía en distintos sitios en el barrio del Consul. Tiene varios núcleos fuertes, como es el de la gente más constante, el de quienes participan en la Eucaristía del domingo, y otros que se mueven por la temporalidad (estudiantes universitarios que encuentran una familia acogedora, gente que se ha mudado al barrio recientemente, otros que residen aquí un tiempo y luego se van...). Es una comunidad muy amplia, para la que a veces el templo se queda pequeño. El último censo de la zona que abarca la parroquia, hecho por Jaume Gasulla, anterior párroco a Juan Manuel, era de 62.000 habitantes y eso va en aumento. Hay muchos matrimonios, familias jóvenes con niños y me sorprende mucho la presencia de un porcentaje amplio de hombres, algo muy distinto a mis destinos anteriores. ¿Cuáles son los principales retos que plantea su nueva misión? Estructurar esta comunidad con algunos organismos de cooperación y corresponsabilidad, como el Consejo Pastoral Parroquial, el Consejo de Economía. También impulsar los grupos de Liturgia y algún otro, y consolidar los que ya existen y funcionan bien, como el de Cáritas, el Coro parroquial, el de Catequistas... hay varias realidades que se pueden ir consolidando, como también el de perseverancia, de adultos, o un grupo de Comunión y Liberación que ha pedido reunirse en la parroquia. Son retos que se van planteando a la parroquia, aunque ahora mismo el peso fundamental lo tienen los niños de catequesis para recibir la Primera Comunión, que son casi 400 niños, y ahí también hay que "bregar". Todo para que esta comunidad sea una gran familia de familias. ¿Qué está dispuesto a aportar? ¿Cuál cree que es su mejor "talento" para poner al servicio de esa comunidad? Aportar, lo que buenamente sé y puedo. Intentar estar presente, el diálogo, la escucha, acompañar a los distintos grupos, que sientan que su párroco como pastor está ahí, animar en la fe y en la formación de los laicos... Mi mejor talento, creo que va por ahí: la disponibilidad, el acompañamiento y la frescura que quizás pueda aportar desde los talentos que el Señor me regala: animar con mi guitarra, estar presente... ¿Cómo ha vivido el cambio? Tenía muchos deseos de terminar mi etapa de estudios en Roma y volver a la diócesis, especialmente a una parroquia. Y ese deseo el Señor me lo ha concedido. Una comunidad parroquial, a mí, me da vida. Antes de venir a Roma fueron los pueblos de Yunquera y El Burgo, a los que he querido y quiero mucho, y ahora esta comunidad de San Fernando. El cambio lo he vivido con mucha alegría, con ilusión, con algo de miedo ante una parroquia mucho más grande y de ciudad, y los retos que plantea de organización, animación, acompañamiento, estar presente... son muchos campos. Tengo las tablas de los primeros seis años de cura en los pueblos, pero estos cinco años en Roma me han hecho bajar el ritmo en la pastoral, y ahora voy cogiendo el ritmo de nuevo y aprendiendo poco a poco. Asumiendo retos que ya estaban en marcha como el arreglo del tejado, una vidriera para la capilla bautismal, y alguna otra obra o arreglo que tendremos que hacer en la parroquia.