En 1926, Pío XI estableció que el penúltimo domingo de octubre se celebrara en toda la Iglesia el "Domingo Mundial de las Misiones", en favor de la Obra Pontificia de la Propagación de la Fe, para mover a los católicos a amar y apoyar la causa misionera. Desde 1943, esta fiesta de la solidaridad universal se conoce en España como DOMUND. La Diócesis de Málaga aportó el año pasado más de 208.000 euros para la campaña del DOMUND.

Según los datos de las Obras Misionales Pontificias, cada año parten de España cerca de 150 misioneros de las órdenes, congregaciones, institutos seculares, movimientos y asociaciones misioneras presentes en los territorios de misión. En la actualidad hay cerca de 13.000 misioneros españoles por todo el mundo, 227 misioneros españoles en países donde los cristianos son perseguidos. La Delegación Diocesana de Misiones presentó este año la campaña del DOMUND con el testimonio de tres de estos misioneros que ahora se encuentran en Málaga.

Esteban Ramos y su esposa Rosa Torres, Misioneros de la Esperanza, MIES: «Recibimos mucho más de lo que pudimos dar»

Han compartido su vida en Ecuador durante ocho años. Fue uno de los testimonios misioneros que se pudo escuchar en la presentación del DOMUND de la Delegación Diocesana de Misiones. Esteban explicó que fueron años «de experiencias preciosas. La primera vez que fui tenía 29 años y estaba soltero. Llegamos a una parroquia con más de 40.000 habitantes, san Martín de Porres. Me tocó encargarme de los grupos de catequesis y de tres comunidades eclesiales de base. También animaba en la Eucaristía tocando la guitarra y me encargaba de hacer la celebración de la Palabra cuando el sacerdote estaba fuera. Fue un tiempo vivido intensamente, de mucho trabajo y con muchas sensaciones. Nos acercamos a un pueblo sencillo que nos acogió y nos dio muchas lecciones. Esta primera etapa terminó haciéndonos novios Rosa y yo, los dos estábamos allí, pero cada uno en un grupo. Y nos fuimos una segunda vez a Ecuador, ahora con la conciencia de que tenemos que ser testimonio como matrimonio creyente. Esta segunda vez nos tocó una parroquia más pequeña». Como conclusión de su experiencia, Esteban destacó que «fuimos a evangelizar y nos sentimos evangelizados por ese pueblo sencillo. Recibimos mucho más de lo que pudimos darle. Renunciando a todo, hemos recibido el ciento por uno. La primera vez recibimos el encontrarnos y enamorarnos. La segunda vez, como matrimonio, nos encontramos con una niña maravillosa ecuatoriana que es nuestra hija, María Inmaculada, un regalo hermosísimo que Dios nos ha hecho».

Antonio Collado, sacerdote diocesano y misionero: «Los e'ñepa me ayudaron a descubrir su cultura»

El sacerdote diocesano Antonio Collado fue enviado a la Misión Diocesana de Caicara del Orinoco en dos etapas de su vida. En el año 1989 hasta 1993 y en el año 2000 hasta 2009. De estos años de trabajo misionero en aquellas tierras del Estado Bolívar, resalta algunas vivencias que han marcado y enriquecido mi vida sacerdotal: «La convivencia con los compañeros sacerdotes en un ambiente de verdadera fraternidad, compartiendo la alegría y la ilusión del trabajo pastoral y también las experiencias vitales que forjaron verdaderos lazos de amistad. El acercamiento a distintas etnias indígenas del Estado Bolívar, especialmente con los e'ñepa, que me ayudaron a descubrir la riqueza de sus culturas y el valor inalienable de cada persona con independencia de su valoración social. La convicción profunda de que es el Espíritu del Señor resucitado quien empuja la historia y las personas hacia la plenitud de vida que nos ofrece el Evangelio y que nosotros somos solo pequeños colaboradores en la obra de la Redención.El gozo de haber gastado algunos años de mi vida sacerdotal al servicio de los mas pobres, los preferidos de Jesús, el Señor y haberme enriquecido con sus valores, su testimonio cristiano y su estilo de vida profundamente humano y fraterno».

Carmen García, misionera de Nuestra Señora de África: «Aquí no se conocen las injusticias que se hacen con África»

Carmen García es misionera de Nuestra Señora de África, más conocidas como hermanas blancas por el color del hábito. Es malagueña, del barrio de la Goleta, y ha estado 40 años en África, en Burkina Faso. Su vida en este continente le ha ayudado «a tener un gran respeto por la otra persona y su fe. He vivido en un país pobre, pero con una alegría natural y una capacidad inmensa de acogida». En estos 40 años, la hermana Carmen ha vivido con varias comunidades y congregaciones y recuerda de forma especial una casa de acogida que fundaron en la capital de Burkina Faso para mujeres "brujas", «ante una epidemia o desgracia, buscaban una persona culpable, que la mayoría de las veces solía ser una viejecita que no tiene familia. La acechaban y le quemaban su casa. Estas mujeres, cuando conseguían huir, pedían asilo en nuestra casa, en la que teníamos 400 mujeres acogidas. Además de acogerlas, luchábamos ante las administraciones para que las leyes protegieran a estas mujeres». A Carmen le costó trabajo adaptarse a la vida en España y sigue sintiendo nostalgia y cariño por África. «También siento rabia porque en occidente no se saben las injusticias que se hacen con África», afirma con lágrimas con los ojos.