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Rito de Elección de los Catecúmenos (Catedral-Málaga)

Publicado: 26/02/2012: 7318

Homilía pronunciada por el Obispo de Málaga, D. Jesús Catalá, en la Eucaristía celebrada con motivo del rito de elección de los catecúmenos en la Catedral de Málaga el 26 de febrero de 2012.

RITO DE ELECCIÓN DE LOS CATECÚMENOS

(Catedral-Málaga, 26 febrero 2012)

 

Lecturas: Gn 9,8-15; Sal 24; 1P 3,18-22; Mc 1,12-15.

(Domingo primero de Cuaresma – Ciclo B)

1. El miércoles pasado celebrábamos la imposición de la ceniza como un gesto muy significativo de lo que es la Cuaresma, un camino de conversión, un camino de cambio.

Hoy, en este primer domingo de Cuaresma, la Iglesia nos permite acoger a los que han sido elegidos como candidatos al bautismo, los catecúmenos que recibiréis el bautismo en la noche de la próxima Vigilia Pascual, la gran Noche Santa de la fe cristiana, el día más importante del año, la Pascua de Resurrección del Señor.

2. Nos encaminamos y nos preparamos para este gran acontecimiento de la fe. En las lecturas de este primer domingo de Cuaresma del ciclo B, la liturgia nos propone que reflexionemos sobre la gran Alianza que el Señor ha hecho con nosotros.

El libro del Génesis nos ha narrado la Alianza de Dios con Noé. La humanidad en tiempos de Noé en vez de servir a Dios se fue por otros derroteros, se entregó al culto de otros dioses. El Señor Dios sopesa la idea de aniquilar esa humanidad desobediente y le dice a Noé que construya un arca donde los fieles a Dios puedan salvarse del diluvio. Noé construye el arca y él con su familia se salva de esa destrucción.

Esa arca es el símbolo de la Iglesia que en medio de las olas de este mundo navega protegida por el Señor, que salva a todos los que suben a la barca de Cristo representada por la Iglesia.

3. Cuando termina el diluvio aparece otro signo: el arcoíris. Dicho signo representa la Alianza que Dios ha querido hacer con los hombres. Y ahí vamos al núcleo de nuestra vida. ¿Qué hace Dios? Fragua una alianza con su pueblo Israel, una alianza que se extiende también a toda la humanidad. Dios ama al hombre; fruto de ese amor es la posibilidad que le ofrece Dios de una relación personal de amor, una alianza de amor, un pacto de amor. Es un pacto que no se quiebra.

Dios es siempre fiel a su Alianza. Dios ha mantenido su palabra desde el principio, a pesar de la infidelidad de los hombres han roto y renegado de esa alianza una y mil veces, Dios la mantiene. Y seguirá manteniendo esa alianza hasta el final de los tiempos. Final de los tiempos es una expresión cuyo sinónimo es plenitud de los tiempos y se refiere al momento cuando llega Jesucristo al mundo y capacita a la humanidad para responder con fidelidad a esa Alianza de amor que Él, Hijo de Dios e hijo hombre, encarna. A partir de ahora se podrá pronunciar el sí definitivo del hombre a Dios y de Dios al hombre.

4. La Alianza de amor culmina con Cristo y con su sí, con su entrega en la cruz, con su muerte y resurrección. Así sella de modo definitivo esa Alianza de amor.

                Queridos catecúmenos, el Señor os ha invitado a una Alianza de amor con Él, a un pacto de amor. Sabed que Él mantendrá su palabra de modo indefectible. Él os amará siempre, Dios nos ama siempre y en Jesucristo.

Probablemente seamos nosotros los que reneguemos de él, abandonándolo y desobedeciéndolo. Y puede que esto ocurra más de una vez en nuestra vida. Pero tened la certeza de que Dios seguirá amándoos siempre, hasta el final de los tiempos. Hay una cosa de la que podemos estar seguros: Él nunca romperá esa alianza de Dios. Esa es la certeza de la fe del cristiano.

5. En este primer domingo de Cuaresma en el que vuestros nombres quedarán inscritos en el libro de los catecúmenos, prueba de que habéis sido elegido para recibir los sacramentos de la iniciación cristiana en la Vigilia Pascual, os invito a portaros de manera corresponsable, es decir, habéis de corresponder a esa invitación de amor que Dios os ha hecho.

Vividla con alegría, vividla, con esperanza, vividla con gozo. Tenéis ahora la certeza de Alguien que os ama y os amará siempre, a pesar de vuestras carencias, a pesar de vuestros egoísmos y fallos, os seguirá amando siempre hasta la eternidad. Eso le da al cristiano una esperanza y una confianza que podemos llamar infinitas y que sobrepasan con creces cualquier amor humano ya que el amor humano puede acabar dándonos la espalda, como desgraciadamente ocurre no pocas veces.

6. Además de esa Alianza de amor a la que queréis corresponder, estamos en los comienzos de este camino cuaresmal que empezamos el pasado miércoles de ceniza.

En la oración inicial, en la oración colecta de hoy, hemos pedido a Dios: «Al celebrar un año más la santa Cuaresma concédenos, Dios todopoderoso, avanzar en la inteligencia del misterio de Cristo, y vivirlo en su plenitud» (Oración Colecta, Gelasiano).

Avanzad, pues en la profundización de este misterio de amor. Estáis empezando un camino cuaresmal. El camino comienza aquí y llega hasta la Pascua. De suyo el camino tiene su origen en el bautismo. Por eso, el camino lo empezaréis de forma estricta el día de vuestro bautismo. Lo que viene ahora sirve de preparación para él. Estáis en un camino catecumenal, estáis en camino y en este camino le pedimos al Señor que os ayude a avanzar, a conocer mejor a la persona de Cristo, a entender mejor el misterio pascual del Señor y por qué ha muerto por mí Jesús; ¿por qué ha resucitado?

7. La Iglesia nos anima a vivir este misterio en toda su plenitud; nos invita a entenderlo y a vivirlo, para luego poder ser testigos del Misterio pascual que es Jesús. El ejemplo que nos ponen los Santos Padres es un manantial de donde brota agua fresca y pura que sacia nuestra sed.

Cuando uno de nosotros se acerca al manantial y bebe todo lo que necesita no se agota el manantial; el manantial sigue brotando para que haya otros que puedan venir y saciar su sed y para que tengamos la posibilidad de volver al manantial para saciar nuevamente nuestra sed.

El amor de Dios, esa alianza de amor, es como un manantial que brota siempre. Cada vez que lo necesitemos podemos acudir a la fuente a beber de esa agua fresca. Saciará nuestra sed, pero no agotaremos el manantial, el amor de Dios es incombustible, no se agota. En cambio, nuestro amor sí que es limitado.

                ¿Qué es lo que pedimos al Señor? Le pedimos nos ayude a ir a esta manantial que es Cristo siempre que lo necesitemos, con la certeza de que jamás agotaremos el manantial. Por tanto, que nos ayude y que nos anime a ir entendiendo mejor este misterio de Cristo, este amor de Dios a los hombres. Eso es lo que hoy, de forma oficial, empezáis a hacer ante toda la Asamblea de los cristianos.

8. Interesa que cada uno de nosotros haga un plan de vida. No podemos programar nuestra vida sin Cristo ya que nos ha llamado a vivir con Él. No podéis prescindir de Él en vuestra vida. El trato con Dios no se reduce a unas cuantas acciones externas de tipo religioso, sino tiene como fin suyo tenerlo presente en todas las dimensiones de nuestra vida: en lo más íntimo y personal nuestro, en lo familiar, en lo laboral, en lo económico, en lo político; en todo tipo de relación humana ha de estar presente la luz de Cristo, la que recibiréis el día de vuestro bautismo. Por tanto, el plan de vida que debéis haceros ha de contar siempre en Cristo en vuestra vida. Se trata de un plan para toda la vida.

Y ahora toca hacer un programa de Cuaresma. De aquí hasta el día de vuestro bautismo tenéis que hacer un programa en el que hay actos de fe y de amor a Dios y al prójimo; un programa en el que tenéis la mirada puesta en las cosas que vais a renunciar y que tienen que ver con vuestros pecados y vuestros egoísmos. De esta forma llegaréis a la noche pascual más limpios y purificados.

Aquí sí que podéis pensar en actos concretos, en renuncias concretas, en actos de amor concretos a Dios y al prójimo. Por supuesto, nos ayudarán los ayunos y las abstinencias que nos propone la Iglesia. Ahora bien, ese ayuno y esa abstinencia, esa abstención de lo que sea: alimento, caprichos, si no es expresión de un amor interno ¿qué sentido tiene? Ha de ser expresión del amor que le tengo a Dios.

Queridos catecúmenos, haced ese doble plan personal de vida, programa para esta cuaresma, la primera y la más importante de vuestra vida, y preparos bien para la Vigilia Pascual.

9. El Señor nos anima a todos a vivir este tiempo. En la Cuaresma hay tres prácticas que son clásicas:

La limosna, que consiste en compartir con los más necesitados los bienes que el Señor me ha regalado, porque son regalo del Señor todos los bienes que me tengo.

La oración, un encuentro personal con Jesucristo o con Dios-Padre o Dios-Espíritu.

El ayuno no sólo consiste en privarnos de la carne o de otros manjares, sino también en ayunar de nuestros egoísmos y de nuestros pecados.

10. Hemos escuchado en el Evangelio cómo Jesús fue tentado. Jesús es tentado por el diablo, luego el diablo existe, el demonio existe, aunque no esté muy de moda decir esto. Y el demonio tienta, tentó a Jesús.

Nosotros somos tentamos también para que nos separemos del amor de Dios. Somos tentados en Jesús, podemos vencer con Jesús. No os enfrentéis solos con el mal; ni se os ocurra pensar que podéis vencer las tentaciones a solas porque antes o después sucumbiréis. Sería un pecado de orgullo y de vanidad. Solos no podréis vencer al mal. Si vencéis será con Cristo. Pedid que os ayude Jesucristo. Poneos junto a Él. Él es el único que ha vencido al diablo y las tentaciones. Sólo con Él podremos vencer.

Esta es la gran lección del Evangelio de Marcos que hoy ha sido proclamado aquí. Jesús fue tentado, Jesús venció las tentaciones. Nosotros somos tentados, podemos vencer con Jesús.

Pedimos a la Santísima Virgen María, colocándonos bajo la advocación de Santa María de la Victoria, porque es la Patrona de nuestra Diócesis, que os acompañe en este camino catecumenal y que nos acompañe a todos en este camino cuaresmal para que podamos celebrar con gran fruto la próxima Pascua. Amén.

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