Desde las 10.00 de la mañana, un gran número de feligreses, junto a su párroco, Antonio Jesús Sosa, lo recibía en la puerta del templo para compartir un momento de oración ante el sagrario, el saludo y el canto del himno a la Madre de Dios.

D. Jesús administró el sacramento de la penitencia a niños, jóvenes y adultos antes de la celebración de la Eucaristía. 

«El encuentro con el Señor de cada domingo lo vivimos con alegría. El pastor de la Iglesia diocesana presidía la Eucaristía, tras la que tres miembros de nuestra comunidad parroquial recibieron la Medalla Pro Ecclesia Malacitana», explica el párroco, «tres cristianos laicos dedicados al servicio de la Iglesia a través de la Liturgia, Cáritas y Catequesis-Formación); tres testigos del Evangelio en la vecindad», añade.

Al terminar la Misa, los niños fueron bendecidos y varios ministros de Pastoral dela Salud acompañaron al Obispo a llevar la Comunión a tres enfermos de la feligresía. «Algunos están muy solos, otros muy limitados y otros muy mayores, pero Jesús sacramentado es fortaleza y consuelo para ellos», afirma Antonio Jesús Sosa. 

El Obispo de Málaga también visitó el salón parroquial dedicado a «oratorio para niños y jóvenes de nuestros barrios alejados de la fe, llevado por el Movimiento de Acción Cristiana. Después los sacerdotes y diáconos del arciprestazgo nos esperaban para comer juntos en la casa parroquial. Con alegría compartimos la mesa y la vida», asegura el párroco. 

Por la tarde, D. Jesús Catalá se reunión con el Consejo Pastoral Parroquial, «animándonos a transformar nuestro estilo pastoral en más misionero. Nos invitó a ser más creativos. Y, sobre todo, a iniciar procesos de fe en grupos de vida a niños, jóvenes y adultos, preparando a laicos para saber acompañar estos procesos. "La fe es para toda la vida y necesita ser acompañada toda la vida", nos decía nuestro obispo», recuerda el párroco.

Llegó el momento de la merienda, a la que se incorporaron los miembros de los grupos de vida y los agentes de pastoral. D. Jesús compartió con ellos una reflexión sobre los peligros para los cristianos en la sociedad increyente y laicista que estamos viviendo; y animó a todos a ser luz y sal del Evangelio en la sociedad.

Conluyeron la jornada rezando las segundas vísperas del domingo y el ángelus, y cantando la salve a Santa María Madre de Dios.

«Pedimos al Buen Pastor por los frutos de esta Visita Pastoral de nuestro obispo y pastor», concluye Antonio Jesús Sosa.