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Beata Rafaela Ybarra, madre de muchos, madre de todos

La beata Rafaela Ybarra tuvo siete hijos, dos de los cuales murieron, y adoptó a sus cinco sobrinos al fallecer su hermana. En la foto, con algunos de ellos
Publicado: 23/02/2021: 17017

El 23 de febrero se celebra la memoria de la beata Rafaela Ybarra, una mujer excepcional en todos los sentidos que dedicó su vida a los demás, renunciando a las muchas ventajas que su posición social le ofrecía. 

Nacida en Bilbao, se casó a los 18 años con uno de los principales impulsores de los altos hornos, José de Vilallonga. Su feliz matrimonio fue bendecido con siete hijos, dos de los cuales murieron siendo aún muy pequeños. A su vez, cuando murió su hermana, se hizo cargo de sus cinco sobrinos, a los que amó y educó como propios.

Estos pesares de la vida no apagaron en ella el fuego del amor de Dios que ardía dentro de su corazón. La vida acomodada, con sus costumbres, cenas, reuniones sociales, etc. le resultaban superficiales. En ella crecía el amor a Jesucristo que fomentaba en la oración, en la Eucaristía y en la acción caritativa con los pobres que acudían en su busca y con los enfermos a los que visitaba.

Su preocupación creciente por los peligros que corrían numerosas niñas y jóvenes que llegaban a la capital atraídas por la prosperidad de aquella sociedad industrial, despertó en ella lo que sería luego el carisma de la Congregación de los Santos Ángeles Custodios. Para proteger a estas chicas, alquiló pisos, montó talleres donde obtenían una formación y capacitación profesional, las cuidó con dulzura y cariño... Hasta el punto de que estas no tardaron en llamarla madre. 

Rafaela fue madre de muchos, pero no vivió una maternidad autorreferencial como la que hoy se prodiga, sino como donación. Tenía mucha vida dentro y por eso podía regalarla a borbotones. Murió con solo 57 años, causando gran consternación en todo Bilbao. Y es que fue madre de todos.

Un ángel para Málaga

Rafaela Ybarra falleció en 1900 sin ver consolidada su fundación, pero las continuadoras de su obra no dudaron en que ella, desde el cielo, continuaría apoyándolas en su obra de ser ángeles de la guarda para tantas jóvenes en riesgo de exclusión.

En 1909 abrieron casa en Málaga, en un hotel alquilado, mientras se construía el colegio que se inauguró en 1913 en Pedregalejo y que, durante casi 100 años, sirvió a la formación de miles de malagueños. Actualmente, la Congregación Ángeles Custodios regenta un centro de menores en el que proporcionan un hogar a 20 niños y niñas con dificultades familiares. 

La beata Rafaela continúa hoy protegiendo bajo sus alas de ángel a los más débiles de nuestra ciudad.

Antonio Moreno Ruiz

Periodista y portavoz de la diócesis de Málaga

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