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Semblanza del diácono Antonio Martín Martín

Publicado: 10/09/2014: 45147

No se podría haber elegido un lugar, un marco y un día más apropiado para hacer entrega a D. Antonio Martín, diácono permanente de nuestra Diócesis de esta medalla Pro Ecclesia Malacitana, de este reconocimiento oficial por su entrega y servicio a nuestra Iglesia particular.

«Todos los cristianos de Málaga queremos agradecer tantos años de entrega y servicio a la comunidad diocesana, y sobre todo que sea un hombre de bien, un marido ejemplar, un padre responsable y un creyente fiel y comprometido»

El lugar, la Santa Iglesia Catedral, donde tantos años D. Antonio ejerció su ministerio diaconal;  el marco, la Eucaristía. Él, que fue ordenado para el servicio a la mesa de la Palabra y de los pobres;  y el día,  el de nuestra Patrona Santa María de la Victoria a quien D. Antonio profesa un profundo amor filiar y una genuina devoción.

Y si miramos a la Serranía de Ronda, a  Gaucín el pueblo que le vio nacer, hoy celebran allí la fiesta del Santo Niño. El Señor con los suyos tiene detalles de Padre. Allí, en este pueblo de la Serranía que destaca como un faro entre peñas, cuando uno asciende hacia Ronda desde Algeciras, nació D. Antonio el 5 de Febrero de 1931, en el seno de una familia humilde y en unos años de escasez, privaciones y fatigas. Pronto destacó en la escuela por ser un chico listo y avispado para los estudios; pero sobre todo fue en la parroquia donde D. Antonio, Antoñito, como le llamaban, encontró su lugar, su espacio para crecer en la fe y como persona. Asistía diariamente a misa, leía y cantaba en latín y siempre fue el colaborador fiel de todos los sacerdotes que atendieron aquella comunidad. No nos extraña que cuando D. Francisco García Mota vino a nuestro Seminario también sintiera  él, deseos de subir  a aquel otro monte donde tanto niños llegaban  con la ilusión de ser cura, como los buenos párrocos a los que querían y admiraban.

Pero su camino era otro, estudió en Algeciras y Antequera,  terminó el Bachillerato y trabajó en el Ayuntamiento y el juzgado de su pueblo que entonces era cabeza de partido y por tanto un núcleo urbano importante. Siempre buscando mejorar de vida y superarse, ya en el año 1974 comienza su trabajo en la llamada entonces “Caja de Ahorros de Ronda” siendo su primer destino Marbella, donde como era de esperar en un hombre creyente, inquieto y comprometido, se vinculó enseguida a la Parroquia de Ntrª Srª de la  Encarnación colaborando con Mons. Rodrigo Bocanegra, párroco de la misma.

Sin duda a D. Antonio le acompañaba desde joven una gran pasión que era la de ser comunicador. Por eso estudió Técnico de Radiodifusión, se especializó en declamación en la Escuela de Arte Dramático de Córdoba, perteneció a la Compañía de Teatro “ARA”, incluso le ofrecieron trabajar en televisión, oferta que el rechazó por cuestiones económicas: había que mantener una familia y era necesario un sueldo seguro y estable.

Nada de esto se perdió, ni D. Antonio lo ha vivido con frustración, sino todo lo contrario, toda esta preparación le ha servido para ponerla al servicio de la Iglesia, de la comunidad cristiana. Todos hemos sido testigos desde que fue ordenado de diácono el 20 de Diciembre de 1981, como D. Antonio no leía, sino que proclamaba el Evangelio con una fuerza, una convicción y, por qué no decirlo, con una técnica que hacía que las palabras de Jesús llegasen al corazón con más ímpetu.

Su trabajo ministerial en unión a todos los pastores que han regido esta Diócesis, aunque él es amigo de D. Ramón Buxarrais, quien le ordeno; ha sido amplio y profundo, colaborando en distintas parroquias: S. Antonio María Claret y Barriada del Tropezón, S. Álvaro del Puerto de la Torre, de los Santos Mártires, en el Cementerio y muy especialmente en esta Catedral. Sin duda que sosteniendo toda esta entrega y donación ha estado todos estos años su esposa Dª Remedios Lorenzo a quien también hoy queremos agradecer su colaboración y ayuda.

D. Antonio, hoy recibe usted de mano de D. Jesús Catalá nuestro Obispo, esta medalla. Con este gesto todos los cristianos de Málaga queremos agradecer tantos años de entrega y servicio a la comunidad diocesana, y sobre todo que sea un hombre de bien, un marido ejemplar, un padre responsable y un creyente fiel y comprometido. Ahora le impondrán la medalla en su pecho, cada vez que la mire sin duda dará gracias a Dios que le ha tratado con tanta misericordia y compasión a lo largo de su vida. En el anverso  de ella está gravada  la imagen de la Virgen de la Victoria. Que ella siga protegiéndole siempre a usted y a su familia. Muchas felicidades y enhorabuena por este reconocimiento eclesial.


Málaga, 8 de Septiembre de 2014

 

Antonio Collado

Sacerdote diocesano

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