¿Cómo ha sigo la acogida, su llegada a este nuevo destino?
La acogida en Ardales y Carratraca ha sido muy entrañable. Se nota que hay un grupo de laicos acostumbrados a trabajar con los sacerdotes, a ser responsables de su parroquia, a trabajar y colaborar en todo. Son un tesoro a conservar.

¿Cómo es la comunidad que forma esta parroquia?
La comunidad está formada por diversidad de edades y dedicaciones, desde los catequistas, los responsables de la liturgia, las hermandades, el grupo de Cáritas, Pastoral de la Salud, las señoras mayores fieles a su misa diaria... Cada uno en su situación, están ahí dispuestos.

¿Cuáles son los principales retos que plantea su nueva misión?
Atraer a los más jóvenes, hacer atractivo el Evangelio a las nuevas generaciones, atraer a los alejados, que conozcan la alegría de seguir a Cristo.

¿Qué está dispuesto a aportar? ¿Cuál cree que es su mejor "talento" para poner al servicio de esa comunidad?
Mi talento, si en algo puedo aportar, es continuar el trabajo de todos mis hermanos sacerdotes que han pasado por aquí e intentar ser cercano. Mi talento pienso que puede ser "enganchar" a otros para que se unan a esta aventura de ser cristiano.

¿Cómo ha vivido el cambio?
Con ilusión y también acordándome mucho de mis anteriores destinos, han sido 7 años en la serranía de Ronda, me traigo muchas experiencias, muchas caras, muchas alegrías y también, dificultades. Como dije en mi despedida, "cambio de habitación, pero no de casa". Esta es la misma casa, pero ahora en otro pedacito de ella.