NoticiaEcumenismo y diálogo interreligioso Papa Francisco: "La credibilidad del anuncio cristiano sería mucho mayor si los cristianos superaran sus divisiones" Publicado: 17/01/2014: 2226 El Catecismo de la Iglesia habla del ecumenismo en la primera parte que enseña sobre la profesión de fe: La Iglesia es una, santa, católica y apostólica. “Cristo da permanentemente a su Iglesia el don de la unidad, pero la Iglesia debe orar y trabajar siempre para mantener, reforzar y perfeccionar la unidad que Cristo quiere para ella” (CIC 820). Estamos llamados a vivir unidos y para responder adecuadamente se exigen unas acciones: “Una renovación permanente de la Iglesia en una fidelidad mayor a su vocación; la conversión del corazón; la oración en común; la formación ecuménica de los fieles y especialmente de los sacerdotes; el diálogo entre los teólogos y los encuentros entre los cristianos de diferentes Iglesias y comunidades; la colaboración entre cristianos en los diferentes campos de servicio a los hombres” (CIC 821). Francisco en la exhortación La alegría del Evangelio habla sobre el diálogo ecuménico en el capítulo cuarto: La dimensión social de la evangelización. Primero como llamada: “El empeño ecuménicoresponde a la oración del Señor Jesús que pide «que todos sean uno» (Jn 17,21). La credibilidad del anuncio cristiano sería mucho mayor si los cristianos superaran sus divisiones y la Iglesia realizara «la plenitud de catolicidad que le es propia, en aquellos hijos que, incorporados a ella ciertamente por el Bautismo, están, sin embargo, separados de su plena comunión” (EG 244). Segundo como misión: “el ecumenismo es un aporte a la unidad de la familia humana” (EG 245). Y tercero advierte las dificultades reales que existen y señala un modo de trabajo: “El empeño por una unidad que facilite la acogida de Jesucristo deja de ser mera diplomacia o cumplimiento forzado, para convertirse en un camino ineludible de la evangelización. Los signos de división entre los cristianos en países que ya están destrozados por la violencia agregan más motivos de conflicto por parte de quienes deberíamos ser un atractivo fermento de paz. ¡Son tantas y tan valiosas las cosas que nos unen! Y si realmente creemos en la libre y generosa acción del Espíritu, ¡cuántas cosas podemos aprender unos de otros! No se trata sólo de recibir información sobre los demás para conocerlos mejor, sino de recoger lo que el Espíritu ha sembrado en ellos como un don también para nosotros” (EG 246). Autor: Juan J. Loza, sacerdote diocesano