DiócesisHomilías 40 aniversario de los colegios Atendis (Catedral-Málaga) Publicado: 29/09/2013: 7350 Homilía pronunciada por el Obispo de Málaga, D. Jesús Catalá, en el 40 aniversario de los colegios Atendis (Catedral-Málaga) celebrado el 29 de septiembre de 2013 en la Catedral de Málaga. 40 ANIVERSARIO DE LOS COLEGIOS “ATTENDIS” (Catedral-Málaga, 29 septiembre 2013) Lecturas: Am 6, 1.4-7; Sal 145; 1 Tm 6, 11-16; Lc 16, 19-31. (Domingo Ordinario XXVI-C) 1. Celebramos hoy el Cuadragésimo Aniversario de la presencia de los Colegios Attendis en la Diócesis de Málaga; motivo sobrado para dar gracias a Dios y pedirle, al mismo tiempo, que siga bendiciendo la hermosa tarea educativa que realizáis. En 1971 en Málaga un grupo de padres preocupados por la educación de sus hijos y por el ambiente social cada vez más laicista, promovieron los dos primeros colegios de Attendis, inspirados por las enseñanzas de san Josemaría Escrivá, fundador del Opus Dei. Han sido muchas las personas, que, a lo largo de los años, han dedicado su vida a sacar adelante estos colegios, que se han extendido por iniciativa de los padres en otras ciudades de Andalucía y Extremadura. Hoy son 21 colegios con unos 12 mil alumnos; de ellos han salido más de 21 mil antiguos alumnos en estos 40 años. Tenemos el gozo de que algunos ex-alumnos son hoy sacerdotes; de entre ellos hay alguno concelebrando en esta Eucaristía. Los padres deseabais un colegio, que fuera una continuación de su hogar, coherente con los valores cristianos, que os esforzabais en hacer realidad en su vida personal y familiar. Una educación que, en palabras de san Josemaría, se dirige a formar cristianos verdaderos, hombres y mujeres íntegros, capaces de afrontar con espíritu abierto las situaciones que la vida les depare, de servir a sus conciudadanos y de contribuir a la solución de los problemas de la humanidad, de llevar el testimonio de Cristo donde se encuentren más tarde, en la sociedad (San Josemaría Escrivá de Balaguer, Es Cristo que pasa, Homilías, en El matrimonio vocación cristiana). Se cumplen cuarenta años de esta tarea educativa. ¡Enhorabuena! Queremos dar gracias a Dios por su providente amor, que os ha permitido llevar adelante vuestros buenos propósitos en estos años, y que habéis celebrado con diversas actividades académicas, religiosas, culturales y sociales. 2. En la primera carta de San Pablo a Timoteo, que hemos escuchado, encontramos la afirmación de la omnipotencia de Dios, palpable a través de su creación, y de la confesión de fe de Jesucristo: «Delante de Dios, que da vida a todas las cosas, y de Cristo Jesús, que proclamó tan noble profesión de fe ante Poncio Pilato» (1 Tm 6, 13). Dios es Rey de reyes y Señor de los señores (cf. 1 Tm 6, 15), «el único que posee la inmortalidad, que habita una luz inaccesible, a quien ningún hombre ha visto ni puede ver» (1 Tm 6, 16). Esta es la confesión de fe, que todos hemos de profesar. La verdad de Dios no corresponde muchas veces a la imagen que nos hacemos de él. En este Año de la Fe se nos ha invitado a profesar la fe verdadera, a purificarla, a celebrarla y a dar testimonio de la misma. Los Colegios Attendis, desde sus principios cristianos, están llamados a ayudar a sus alumnos, profesores y familias a profundizar en la fe y a purificarla. Tenemos necesidad de purificar nuestra fe de ciertos elementos extraños y de algunas costumbres; limpiarla de actitudes y signos, que puedan entorpecer lo que el Señor nos pide. Una comunidad educativa cristiana debe iluminar desde la luz de la fe la realidad humana integral; y ayudar a todos los hermanos a vivir con mayor autenticidad y compromiso la fe bautismal. Si somos una comunidad de hermanos la corrección fraterna ha de estar presente en nuestra vida y no tenemos por qué molestarnos si el hermano nos ayuda a purificar la fe, a renovar nuestro amor al Señor, a vivir con mayor fidelidad y autenticidad lo que significa ser cristiano. 3. Después de la profesión de fe, san Pablo hace una petición a su discípulo y amigo Timoteo: Te ordeno «que guardes el mandamiento sin mancha ni reproche hasta la manifestación de nuestro Señor Jesucristo» (1 Tm 6, 14). Se trata del mandamiento principal, es decir, confesar un solo Dios y darle culto (cf. Mt 4, 10), amar al Señor sobre todas las cosas (cf. Mt 22, 37); mandato incompatible con la idolatría del placer, del tener y del poder. El mandamiento nuevo, que Jesús dejó a sus discípulos, es el amor mutuo, incompatible con todo acto egoísta. Exigencia evangélica, que no permite la desigualdad dramática e injusta, que denuncia la parábola propuesta por Jesús del rico epulón y el pobre lázaro (cf. Lc 16, 19-31). El mandamiento principal es amar a Dios y al prójimo, y no se pueden separar ambos aspectos; es como una moneda con sus dos lados. La llamada que hace el apóstol Pablo a su discípulo Timoteo, en el contexto de las lecturas de hoy, podemos entenderla como exigencia de no contraponer lo divino a lo humano, lo religioso a lo social; y una llamada a ser signos coherentes, guardando el mandamiento íntegro de amar a Dios y a los hermanos. San Pablo pide a Timoteo que viva las virtudes humanas y cristianas: «Tú, en cambio, hombre de Dios (…) Busca la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre» (1 Tm 6, 11). Esta misma exigencia nos la propone a cada uno de nosotros. 4. Pablo recuerda a su discípulo la profesión de fe, que hizo noblemente delante de muchos testigos, y le anima a llevar adelante el buen combate de la fe, para conquistar la vida eterna (cf. 1 Tm 6, 12). Hay un testimonio, queridos hermanos, no fácil, que consiste en la fidelidad cotidiana de las virtudes, ante Dios (religión, fe) y ante el prójimo (justicia, amor, paciencia, delicadeza) (cf. 1 Tm 6, 11). Profesar la fe cristiana no resulta hoy fácil. Conocemos la actitud contraria y combativa presente en nuestra sociedad, que desea una formación laica y laicista; una escuela estatal única para todos, que jamás podrá ser neutra, sobre todo en lo que se refiere a la enseñanza religiosa. Quienes así opinan pretenden la abolición del derecho constitucional a la libertad de enseñanza, elegida por los padres. Los Colegios Attendis sois una alternativa válida y necesaria frente a esta postura intolerante. Además del protagonismo de los padres en la educación, los principales rasgos del modelo educativo de Attendis son la atención individualizada y la excelencia académica. En diversas ocasiones he repetido que los colegios de inspiración cristiana mantienen su calidad de enseñanza en relación directa con la identidad católica, porque ofrece una educación integral; ese binomio también es como una moneda con sus dos lados. No pretendamos solo la calidad académica separada de la identidad católica. En vuestros colegios Attendis ocupan, además, un lugar prioritario el plurilingüismo, las nuevas tecnologías, y el deporte. Según las estadísticas, las universidades que promueven el deporte y la cultura suelen tener también mayor calidad académica. En este sentido, vais por buen camino, que espero continuéis. El Proyecto Educativo de Attendis pretende la transmisión de valores humanos y cristianos, en fidelidad a las enseñanzas de la Iglesia católica. ¡Seguid ofreciendo esta educación, que tanto necesita nuestra sociedad, aunque algunos la rechacen y la combatan! ¡Ese es vuestro testimonio cristiano! 5. La carta a Timoteo insiste en la «sana doctrina» (cf. 1 Tm 1,10; 2 Tm 4,3). San Pablo percibía, ya en su tiempo, cómo las explicaciones sesgadas de la fe, es decir, las herejías, empezaban a aparecer en sus Iglesias. Para combatirlas, usa las confesiones litúrgicas y tradicionales de la fe, sencillas y conocidas; en este texto presenta la confesión y adoración del verdadero Rey de Reyes, el Inaccesible que nadie puede contemplar (1 Tm 6, 15-16). Exhorto a todos los fieles a formarse bien en la fe cristiana, para poder dar razón de su esperanza a quien se la pida, como nos exhorta san Pedro en su primera carta (cf. 1 Pe 3, 15). La formación en la fe y en la sana doctrina católica es una de las asignaturas pendientes, que tenemos. Los cristianos necesitamos mayor formación cristiana. Los educadores y padres de los Colegios Attendis tenéis una tarea eclesial muy importante: formar a vuestros alumnos e hijos en la verdadera fe cristiana, sin desviaciones ni reduccionismos. La fe debe ser predicada y aceptada íntegramente. 6. Querida comunidad educativa, os animo a compartir vuestros anhelos e ilusiones; a expresar vuestra fraternidad espiritual, estableciendo mejores vínculos de comunión; a promover la devoción a la Virgen María; a enriquecer vuestra vida espiritual; a potenciar el apostolado y la evangelización; a fomentar la lectura orante de la Palabra de Dios, para que ella Dios habite en nosotros en toda su riqueza (cf. Col 3, 16). Los fieles cristianos deben cuidar el ejercicio de la caridad. La parábola del Evangelio de hoy, centrada en los personajes del rico epulón y del pobre Lázaro (cf. Lc 16, 19-31), nos anima a ser generosos y a compartir con los hermanos más necesitados. ¡Seguid practicando esta obra de misericordia, tan grata a nuestro Señor! Deseo agradecer la presencia de los sacerdotes de la “Obra”, que sois el “alma mater” de los Colegios Attendis en la vida espiritual y sacramental; gracias también por vuestra presencia en la Diócesis. Felicito a toda la comunidad educativa, de modo especial a los dirigentes y responsables. Después de dar gracias a Dios nos animamos a seguir en esta tarea, no fácil en esta época. En cuanto al nombre de Attendis desconozco cuál sea la razón; pero, etimológicamente, tiene dos acepciones procedentes del verbo latino attendere: la primera es prestar atención, estar atento; la otra es “tender hacia”. Os exhorto a que viváis ambas acepciones. Prestad atención al Evangelio, para iluminar la realidad; prestad atención al Magisterio de la Iglesia, para seguir adecuadamente las instrucciones; prestad atención a las autoridades académicas, para no salirse del marco, donde ha que trabajar. Y que “tendáis hacia”, para no perder el norte y para conseguir los objetivos propuestos. Os animo a que continuéis dando testimonio de vuestra fe siempre, y de manera especial en este Año de la Fe, cuya clausura está ya a las puertas. Pedimos a la Santísima Virgen María que nos acompañe en nuestro caminar hacia la patria del cielo y que nos haga testigos valientes del Evangelio. Amén. Autor: diocesismalaga.es Más artículos de: Homilías Ordenación de diáconos (Catedral-Málaga)50 aniversario de la Asociación Misioneros de la Esperanza-MIES (Parroquia de Santa María de la Amargura-Málaga) Compartir artículo Twitter Facebook Whatsapp Enviar Imprimir