Ella fue acompañando a los Mercedarios en el largo camino de la liberación de los cautivos cristianos que caían en manos de los árabes. En España, por Orden de 27 de abril de 1939, la Virgen de la Merced fue declarada patrona de las prisiones y de la redención de penas. Ella nos lleva a acercarnos a la Iglesia en prisión. Hombres y mujeres que un día se equivocaron, cometieron delitos y por ellos están pagando sus penas en la cárcel. Pero no dejan de ser personas que sueñan con la libertad y con la reinserción en la sociedad. Creo que hay que superar ciertos prejuicios y tabúes del mundo de las prisiones. Todos los días cruzo las puertas de la cárcel de Alhaurín de la Torre para encontrarme simplemente con hombres y mujeres que necesitan ser escuchados, comprendidos y perdonados. Esta experiencia tan humana y divina me lleva a acercarme a ese mundo de los presos, marginado y manipulado por una sociedad que no está por la reinserción social sino por el castigo y la exclusión. No perdona sino que condena y excluye.

EVANGELIZAR ES LIBERAR

La Iglesia, desde hace muchos años, viene trabajando por la dignificación de los presos a través de la Pastoral Penitenciaria. La misma Mercedes Gallizo, Directora General de Instituciones Penitenciarias, ha reconocido en varias ocasiones que “la Pastoral Penitenciaria ha sido una gran aportación en la tarea de la humanización de las cárceles en España”. Recordemos que la tarea de la Iglesia en nombre de Cristo ha de incluir y perdonar al preso. 

En esta semana, la Virgen de la Merced nos recuerda que existe una Iglesia entre rejas, una parroquia dentro de la prisión de muchos hombres y mujeres que claman justicia, dignidad humana y libertad. 

No podemos ignorar a esos más de 80.000 presos que viven hacinados dentro de las prisiones en España. Tampoco podemos olvidar a los capellanes y voluntarios de la Pastoral Penitenciaria, que todos los días cruzan las puertas de la cárcel para compartir el camino de fe y liberación interior de los presos. 

Somos conscientes de que evangelizar en la cárcel es humanizar y liberar. Trabajamos y evangelizamos para que la persona que ha delinquido recupere su autoestima, sus valores, su fe y sus vínculos familiares. Una brillante tarea humanizadora que la Pastoral Penitenciaria viene realizando a través de sus programas de prevención, acompañamiento, reinserción y evangelización. 

Que la Virgen de la Merced y el padre Francisco Ruiz Salinas, consiliario de la Pastoral Penitenciaria durante más de veinte años, nos iluminen a todos desde el cielo para ser más sensibles y solidarios con los hombres y mujeres marcados por la vida en prisión.