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La mano amiga de Dios en Cañete la Real

Publicado: 06/04/2010: 2687

Trece hermanas de diferentes países: España, Madagascar, Kenia y Perú, con edades entre los 21 y 91 años viven en el Monasterio del Santísimo Sacramento.

La madre priora del Monasterio del Stmo. Sacramento, de Cañete la Real, sor María Dolores Garrido, señala que la fundación del monasterio, en el año 1662, fue obra del Dr. D. Melchor Rojas y Saavedra, Rector de la Universidad de Osuna. Para ello hizo testamento en 1645, manifestando ser de su voluntad que fuera un convento de monjas de clausura de estricta observancia y que se titulara del Santísimo Sacramento, cediendo para tal empeño unas casas de su propiedad en el centro mismo de la población. El arzobispo de Sevilla, Fr. Pedro de Urbina, y el Provincial de los Carmelitas andaluces, P. Fr. Eustasio Gutiérrez, otorgaron la licencia de fundación. Vinieron como fundadoras seis monjas de singular virtud, del Monasterio de Villalba del Alcor, y dos de la comunidad de Antequera. Se tomó posesión del convento el domingo 10 de diciembre de 1662, instalándose el Santísimo Sacramento. “Desde entonces hasta la fecha, hemos pasado por muchas y graves circunstancias, estando varias veces a punto de extinguirse… Pero se ha visto la mano protectora de Dios, que quiere mantener en su pueblo de Cañete este jardín escondido donde deleitarse” – señala la madre priora–. Entre las religiosas virtuosas y ejemplares que han florecido en el monasterio, se distingue la venerable madre Josefa de San Florencio.

La vida diaria dentro del monasterio está perfectamente organizada: oración, liturgia, lectura espiritual, formación inicial y permanente, recreo, descanso y el trabajo de elaboración de dulces artesanales y de bordados en oro.  Desde la soledad y el silencio del claustro, “con nuestro estilo de vida contemplativa, las carmelitas de Cañete brindamos un servicio inestimable a la Iglesia, especialmente a nuestra diócesis de Málaga, gastando nuestra vida en la presencia de Dios, en el ardor de la oración y del celo apostólico. A semejanza del profeta Elías, inspirador de la Orden, queremos dar testimonio de los valores del Reino, de la primacía de Dios en nuestra vida, pues sólo vivimos por Él y para Él” –señala sor María Dolores Garrido–. Son conscientes de la realidad de crisis que el mundo atraviesa y así nos confiesan: “Creemos que en el tiempo de hoy, caracterizado por el brutal laicismo y por la crisis vocacional, el Señor nos pide fidelidad a lo que hemos profesado, elevando a la máxima potencia el amarnos como Él nos ha amado”.
 

Autor: diocesismalaga.es

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