NoticiaEn los Medios Bien, pero..., por Rafael J. Pérez Foto: Natasha Babenko Publicado: 20/09/2024: 1187 Artículos «Me van a quitar a mí que yo me ría»; con esa expresión textual que apunté en el móvil para no olvidarla, expresaba un hombre en un bar su resistencia a que la gente le amargara la vida. En una sociedad permanente cabreada, donde alquilar un piso es prácticamente misión imposible o que ve con tristeza como muchos de los suyos van partiendo: Felipe Reina, José Luis Puche, Manuel Molina... choca frontalmente ese deseo vehemente de quien enarbola la bandera de la risa, por extensión de la alegría. Es más, a poco que des un paso recién levantado, lo raro es ver gente que ríe o está alegre. Como te descuides está hasta mal visto decir que las cosas te van bien. Siempre habría que incorporar algún «pero» para amortiguar el recelo, la envidia o el rechazo: estoy bien, pero... la familia bien, pero... la salud bien, pero... Las cosas pueden ir bien en la vida, por tanto, no pasa nada si nos reímos o nos alegramos; si lo expresamos. Es una trampa mortal no reír o salir de manera permanente en las fotos con cara de malote. El horno no está para bollos: demasiadas depresiones hay como para seguir alimentando la pena, la tristeza o la amargura también en nuestras conversaciones o reacciones. Recordemos que al cerebro le afecta lo que pensamos o decimos, hay una conexión sicosomática que nos afecta directamente. En esto de vivir alegres o de reír habitualmente la espiritualidad juega un papel importante: comprender que las cosas no siempre van a ir bien o que todos tenemos nuestras cruces, nos ayudará a encajar de manera realista la vida. No pretendamos renunciar a la evidencia... las cosas pueden ir regular, pero podemos vivir mejor. Invirtamos la expresión con la ayuda del pero; nos ayudará a sobrevivir y reír.