Se lee en apenas media hora, dependiendo del ritmo de lectura; desconozco cuánto se necesita para digerirla.  Sí, es una lectura rápida y sugerente.  Que te lleva a resbalar por caminos y experiencias que quizá ni nos hemos planteado.

Basada en la vida y el pensamiento del santo francés, en apenas cuatro palabras, en su título, sintetiza la herencia espiritual de este doctor de la Iglesia: Todo pertenece al amor.  Algo atractivo. Pero, como escribo, difícil de asumir en la sociedad actual. Aunque necesario. Francisco de Sales encontró en el amor el criterio último de análisis vital: donde se encuentre más amor. 

Escuchar la vida de los demás, como hace de manera templada e inteligente la poesía de García Montero, es importante para descubrir el secreto discurso establecido en nuestros vecinos entre pensamiento y sentimiento; razón y afectos. Para ello, es importante dejarse tocar e interrogar por los grandes problemas y el modo de observarlos; por la demanda de espiritualidad y las cuestiones que ésta plantea.  Estamos ante un cambio de época. Necesitamos intérpretes de nuestro tiempo. Santos o no; pero de agudeza espiritual e intelectual. Personas que descubran acertadamente, alejados de ideologías castrantes, los bordes de silencio que se gritan desde los corazones.

En el año 1620 escribía Francisco de Sales: “el mundo se está volviendo tan delicado que dentro de poco nadie se atreverá más a tocarlo.”  ¿No resulta actual esta afirmación?  Pues eso.  Busquemos cómo habitarlo desde el respeto y el amor; con sabiduría, ternura y eficacia.