En este 1º de Mayo, fiesta de San José Obrero y Día Internacional del Trabajo, la iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente de Málaga queremos sensibilizar, visibilizar y denunciar la situación del trabajo humano, clave esencial para la sociedad y la vida de las personas.

El desempleo, la calidad del empleo existente, la pobreza laboral, la protección social, los salarios, la salud laboral, la participación en las empresas, el descanso…,  que configuran el concepto de trabajo decente, son una preocupación y una prioridad de la Iglesia.

Este año, marcado por la pandemia del COVID-19, ha puesto de manifiesto una realidad muchas veces silenciada, el trabajo escasamente valorado de personas que, pese a sus condiciones laborales precarias, son esenciales para el cuidado de la vida; así como trabajadores informales que no tienen un salario estable para resistir esta situación.

El papa Francisco, en el Domingo de Pascua, ha denunciado que los trabajadores pobres “han sido excluidos de los beneficios de la globalización, pero no de sus perjuicios” porque “a las periferias no llegan las soluciones del mercado y escasea la presencia protectora del Estado”; y propone la puesta en marcha de un “salario universal” para que “ningún trabajador quede sin derechos”.

Hemos de pensar, como dice Francisco “en el proyecto de desarrollo humano integral que anhelamos para el después de la crisis”. Solo saldremos de esta situación si no dejamos atrás a nadie, necesitamos solidaridad y acompañamiento; y un cambio de civilización que permita una “conversión humanista y ecológica que termine con la idolatría del dinero y ponga la dignidad y la vida en el centro”.

Aquí puedes leer el Manifiesto ante el 1 de mayo