Sebastián es de los pocos supervivientes de la era Tarancón.   Del postconcilio.   De una manera muy concreta de entender la Iglesia y su relación con la sociedad: abierta, dialogante y firme en sus convicciones más profundas. El nombramiento cardenalicio de Sebastián no es un mero reconocimiento por sus servicios.  Bergoglio conoce bien el pensamiento del obispo español. Se conocieron antes de que el arzobispo de Buenos Aires fuese elegido obispo de Roma.  El papa argentino conocía de primera mano sus libros y su forma de entender la realidad eclesial. Y más concretamente la vida religiosa.  También seguía de cerca la realidad de la Iglesia en España cuando Sebastián ejercía como obispo. Fernando no es un extraño para Francisco. 

La lista de cardenales se desconocía.  El Papa los eligió y comunicó el domingo tras el rezo del Ángelus sin previo aviso. Sorprendió al flamante cardenal celebrando la Eucaristía en la Catedral de Málaga.  Un nuevo estilo.  Directo.  Sin filtraciones.

Los nuevos colaboradores pontificios tienen un perfil concreto. Tan concreto que ha sido una sorpresa el nombramiento de quien fuese administrador apostólico de Málaga tras la dimisión de Buxarráis.  Fernando Sebastián vuelve a aparecer en primer plano tras un periodo de vida oculta. Silenciosa. Ahora es uno de los hombres fuertes de Francisco en España.  Es el primer y único cardenal español nombrado por el Papa actual.   Un hombre sabio. Contundente en sus declaraciones.  Parten de su convencimiento espiritual e intelectual.  Tiene la cabeza muy bien amueblada.  Algo que le permite hacer excelentes diagnósticos de la realidad eclesial y social. Se presenta con una libertad extraordinaria, una espiritualidad exquisita y una inteligencia grande.  Menos mal que la Iglesia Católica sigue contando con ancianos sabios para acompañar el camino de quienes necesitamos orientación y luz.

Artículo publicado en El Alféizar. Diario SUR 14.1.14