Jesús Hernández, párroco de Cañete: «Todo visitante tiene una parada obligatoria en el convento» Publicado: 12/12/2013: 13434 "Un pararrayos de Dios". Esta es la expresión que su madre le dijo a un hombre del pueblo, al referirse a ellas. Y es así como el pueblo y un servidor vemos a las monjas carmelitas (calzadas) de Cañete la Real. Su oración atrae sobre estas gentes toda clase de bendiciones de parte de Dios. Un sacerdote emprende cualquier tarea apostólica mucho más seguro sabiendo que, detrás está una comunidad contemplativa, sosteniéndole con la oración y con la certeza de que saldrá todo como Dios quiere. Ése es su principal servicio. Pero además hacen de la liturgia y del canto, por su sensibilidad y belleza, una ocasión propicia para encontrarse con Dios. Todo visitante que venga a Cañete tiene una parada obligatoria en el convento de las hermanas para llenarse de la paz y alegría que transmiten y, también hay que decirlo, degustar alguno de los riquísimos dulces artesanos que ellas mismas elaboran. ¿Me preguntas por las monjas de Cañete? Una bendición de Dios. Autor: Jesús Hernández, párroco de Cañete la Real