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Los medios, red de comunicación, comunión y cooperación

Publicado: 22/05/2006: 1429

“Hemos dejado los medios en manos de los no creyentes”

•   Entrevista con Alfonso Méndiz, profesor de Publicidad de la UMA

Este domingo celebramos la 40ª Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales. Una jornada que la Iglesia dedica a reflexionar sobre la importancia de los medios de comunicación como instrumentos para anunciar el Evangelio y a promover un uso responsable de los mismos por parte de los cristianos.

Hemos querido preguntar a un experto en comunicac ión acerca de la presencia de lo religioso en los medios. Alfonso Méndiz es profesor de Publicidad de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Málaga. Entre otras cosas, este profesor universitario y autor de numerosos libros y artículos científicos sobre temas de su especialidad, señala que “hay ámbitos de la comunicación (...) que los cristianos hemos dejado en manos de los no creyentes”.

–Los cristianos nos solemos quejar de la poca presencia de lo religioso en los medios de comunicación. ¿A qué cree que se debe?

–En nuestra sociedad, la mentalidad laicista ha calado en muchos ambientes. Un laicismo muy agresivo que quiere recluir la fe, la piedad y todo lo religioso en el ámbito de la conciencia, sin manifestaciones externas (quitar los crucifijos de las escuelas, prohibir las procesiones en la vía pública, etc). La sociedad, dicen, debe ser neutra, aséptica; lo cual es contradictorio, pues no es neutral luchar contra Dios, y hasta en su forma más suave, supone una toma de partido.

Y ante eso, cabe la legítima oposición de los que tenemos fe, que podemos manifestar libremente nuestra opinión en esta materia.

Es hora de que los cristianos nos lancemos a participar en todas las cuestiones sociales, sabiendo que esa es la tarea que la Iglesia encomienda a los laicos; debemos ser conscientes de que hacer presente a Cristo en la comunicación –o reclamar que lo esté– es lo lógico en un creyente.

–Sin embargo, hay quien dice que lo religioso "no vende". ¿Cree que realmente es así?

–No es verdad, claro que lo religioso vende. El ejemplo más claro lo tenemos en esa novela reciente que ha tratado de inventarse a un Cristo meramente humano. Sus ventas millonarias, y las imitaciones literarias que le han seguido, ponen claramente en evidencia que el mensaje de Cristo interesa.

Se puede tergiversar la figura de Jesús, como esa novela ha hecho, pero no se la puede obviar. Porque Cristo interesa, ¡y mucho! Estoy convencido de que, ahora más que nunca, lo que se nos pide a los cristianos es que sepamos dar razón de nuestra Fe en Cristo: que sepamos decir por qué vamos a Misa los domingos, por qué los Evangelios son auténticos, por qué creemos que Jesús era Dios, o por qué sabemos que fundó una única Iglesia, que puso bajo el primado de Pedro. El que sepa decir eso en un lenguaje moderno y atractivo no sólo no va a encontrar oposición, sino que tendrá mucha gente que le escuche y bastantes que acepten su mensaje y cambien de vida.

–Los cristianos somos muchos millones ¿no somos una audiencia apetecible o es que ante el televisor se nos olvida que somos cristianos y nos dedicamos a ver cualquier cosa?

–Sí que somos audiencia, y muy numerosa, pero nos conformamos con lo que nos echan, sea o no respetuoso con nuestras creencias.

Nos acostumbramos a que todas las películas que vemos tengan una o dos escenas sensuales –cuando no son descaradamente eróticas-, a que buena parte de la publicidad se construya sobre reclamos sexuales y a que la prensa que compramos sea habitualmente ofensiva con la Iglesia.

¿Qué hacemos ante eso? Muy poco, como si no cupiera otra solución, como si los medios no pudieran ser de otro modo. Sí pueden serlo. En primer lugar, si protestamos respetuosamente cuando atropellan nuestros derechos –con una carta al director o con un mail al periodista concreto–, si felicitamos al medio que es atento en la información sobre el Papa o la Iglesia, si nos asociamos con otros lectores o telespectadores para aunar esfuerzos y, sobre todo, si procuramos formar críticamente a nuestros hijos en el uso de los medios de comunicación.

Me parece que hay ámbitos de la comunicación (el entretenimiento, muy especialmente: teleseries, videojuegos, magazines, etc.) que los cristianos hemos dejado en manos de los no creyentes.

Esto es muy claro en el cine español, que en modo alguno refleja nuestro nivel de creencias.

Nos hemos dejado preceder por los laicistas e incluso arrinconar por ellos.

Lo que yo le diría a un padre católico es: “Si tu hijo dice que quiere estudiar periodismo, o publicidad, o cine, y tiene talento… y además tiene fe, y no se lo lleva la corriente… es preferible que estudie esa carrera e influya en ese ámbito a que gane mucho dinero estudiando otras carreras. Será más feliz y hará mucho más bien a la sociedad”.

Autor: Revista Diócesis

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