NoticiaMedalla Pro-Ecclesia Malacitana Antonia Acosta: «Voy a la iglesia, donde sé que hago falta, y ayudo en lo que puedo» Publicado: 15/06/2023: 4682 Almayate Antonia Acosta Palomo es feligresa de la parroquia Sagrado Corazón de Jesús de Almayate. El día en que el Sr. Obispo, D. Jesús Catalá, realizaba la Visita Pastoral a dicha parroquia recibió de sus manos la Medalla Pro Ecclesia Malacitana. ¿Qué significó para usted la entrega de la Medalla? Fue toda una sorpresa. No sabía nada. D. Miguel llamó a mis hijos y les dijo que estuvieran en la celebración pero yo, en realidad, iba a la Visita Pastoral del Sr. Obispo a nuestra parroquia de Almayate. Llegué temprano, como siempre hago, por si se necesitaba algo, echar una mano. Y cuando llegó el momento de la Eucaristía, sobre las 7 de la tarde, veo que sale D. Miguel a hablar y se había informado de toda mi vida. Y me llamó para que subiera al presbiterio y, cuando me volví, me emocioné al ver que estaban allí mis hijos. Fue una celebración preciosa y todo muy emocionante. ¿Desde cuándo es usted parte de la parroquia? Pues yo nací en Málaga, en 1946, y soy feligresa de esta parroquia desde 1996, cuando nos vinimos a vivir aquí. Actualmente soy miembro del Consejo Pastoral y formadora de catequistas, y también colaboro con la liturgia. De profesión soy maestra y trabajé varios años para la Vicaría de Madrid y para los Trinitarios, que ayudaban a los enfermos de colza y a los niños que se quedaban huérfanos; trabajé con personas con adicción a las drogas y con otras necesidades, para que pudieran obtener el Graduado Escolar. También fui catequista en Tarragona y en Madrid antes de instalarnos definitivamente en el precioso pueblo de Almayate. Soy viuda desde hace 17 años, madre de dos hijos maravillosos y abuela de cuatro preciosos nietos. ¿Cómo fue que comenzó su servicio como catequista? Mi hija tiene 53 años pero cuando era una niña y comenzaba a prepararse para recibir la Comunión por primera vez, me ofrecí como catequista. ¿Cuál es su acción de gracias a Dios? Pues son muchos los motivos para dar gracias a Dios. Para empezar, que haya tenido la oportunidad de compartir la vida y la formación con quienes lo han necesitado; por la familia en la que me he criado, mis padres y mis tíos (tengo un tío sacerdote y una tía religiosa) y la que después formamos mi esposo y yo. Tengo muchos motivos para dar gracias a Dios. ¿Qué es para usted la parroquia de Almayate? Yo llegué a Almayate porque la familia de mi marido vivía aquí y así estábamos todos más cerca y resulta que el sacerdote que entonces había en la parroquia, D. Ricardo Jorge, me dijo: “¿por qué no me echas una mano? Tú tienes experiencia como catequista y yo no tengo catequistas”, y no pude negarme ante la necesidad. Después llegó otro gran párroco, D. Álvaro Carrasco (q.e.p.d), que era muy joven y llegaba con muchas ganas de servir, y me pidió que siguiera colaborando. Y seguí con todos hasta la actualidad con D. Miguel Chacón, que organizó esta sorpresa. ¿Podría usted ya vivir sin su parroquia? Nunca. A mí la parroquia me da vida, la parroquia me llena. Todo lo que pueda hacer, lo seguiré haciendo. Yo me voy a la iglesia donde sé que hago falta, y ayudo en lo que puedo.