El texto evangélico de hoy es una de las enseñanzas recogidas en el capítulo 18 de Mateo acerca de la vida en comunidad cristiana.

Después de decir quién es el más importante en el Reino de los cielos y la invitación a no escandalizar a los pequeños, en el evangelio de hoy plantea cuál debe ser la actitud de la comunidad ante los hermanos que tropiezan o se desvían del camino; es decir, cómo tratar a los hermanos pecadores. Mateo da dos  respuestas: la corrección fraterna (evangelio de hoy) y el perdón. Ante la ofensa, que siempre crea rupturas y divisiones, la propuesta de Jesús es la corrección fraterna. Ante un hermano que se ha separado de la comunidad a causa del pecado hay que utilizar todos los recursos para que vuelva. La corrección fraterna realizada desde el amor, desde la conciencia de fraternidad y desde el perdón de Jesús es el itinerario propuesto.

El pecador es un hermano y es importante recuperarlo para la comunidad en la que todos somos corresponsables. Su falta hay que tratarla con discreción y seriedad. No hay que culpabilizar sino dar una oportunidad para que vuelva al seno de la comunidad. En este proceso está implicada toda la comunidad. Primero a través de uno de sus miembros, después con alguien más que sea testigo de la corrección y, finalmente con la intervención de toda la comunidad.