NoticiaColaboración Id y predicad Publicado: 13/06/2019: 4985 Manuel Montes Cleries, periodista, aborda las distintas etapas en la evangelización. En estos días las lecturas evangélicas nos recuerdan este mandato. Curiosamente son los únicos pasajes que nos muestran un Jesús hablando en imperativo. Habitualmente a lo largo de sus enseñanzas hacía recomendaciones para alcanzar la felicidad en esta tierra y, posteriormente, en la Vida eterna. Pero se ponía especialmente directo en el compromiso de sus seguidores con la expansión de su mensaje. Los mayores hemos vivido diversas etapas de la evangelización. En la posguerra se vivía un cristianismo obligatorio y adaptado a la situación política. Se llegó a una sacramentalización casi obligatoria y necesaria para poder participar de las actividades comunes. Era un cristianismo de cumplimiento (cumplo y miento), de grandes manifestaciones públicas y de Eucaristías como guindas de todos los pasteles de la sociedad. En los años cincuenta surgieron los Cursillos de Cristiandad que, nacidos para los jóvenes, cuajaron en la vida cristiana de los mayores de la época. Los templos se llenaron de hombres que rezaban alto y claro y que pasaron de los bancos del final a los primeros puestos de las celebraciones. Fue una especie de movimiento revitalizador que consiguió un éxito extraordinario. La alternativa política produjo una gran revolución en la Iglesia Española. Yo pienso que para bien. Trajo consigo una desmasificación en la comunidad de los creyentes y una radicalización en algunos movimientos de Iglesia. La Iglesia ha perdido fuerza en la evangelización. Ha pasado de la Acción Católica a una especie de nuevas catacumbas en las que se evangeliza a pequeñas comunidades. Una vuelta a un cristianismo más coherente entre el pensar, decir y hacer. En muchos casos se sigue sacramentalizando sin conversión previa, pero en otros se procede a un proceso lógico de catequización que ayude a la búsqueda de la fe. Por otra parte se nota una gran preocupación de la Iglesia Católica por adaptarse a los tiempos actuales. El papa Francisco es un gran ejemplo de ello. Y los seglares tenemos que ponernos a la tarea. Decía el llorado Cardenal Fernando Sebastián que “la evangelización del siglo XXI se hará contando con los seglares o no se hará”. La transmisión de la Buena Noticia se deberá efectuar a través del boca a boca y de los medios de comunicación más cercanos. Las redes sociales, el WhastApp, Internet, el Facebook, los blogs o los diarios digitales son un medio rápido y eficaz de difusión. Una vez más apelo a la integración de los mayores en el mundo cibernético. No podemos circunscribirnos a la homilía dominical como llamada a la propia evangelización y estar atentos a los signos de los tiempos usando mucho el ordenador. Debemos olvidarnos del miedo a manifestar nuestra fe. Especialmente con el ejemplo, que las palabras se las lleva el viento. Más artículos de Manuel Montes Cleries.