Son el primer rostro que ven quienes se acercan a solicitar ayuda y a quienes explican su situación personal y familiar. Carmen afirma que la realidad es que «un gran número de las personas que acompañamos no cuentan con el apoyo de la familia, pues perdieron esos vínculos hace tiempo. Pero, también es cierto que las familias que, debido a la crisis han perdido los ingresos, y además no tenían arraigados los vínculos familiares, se han visto doblemente desprotegidas. En todas ellas detectamos sentimientos de soledad y desamparo grandes por verse desligados de la familia. Por otro lado, tenemos las familias en las que existe una buena relación y para las que supone un gran apoyo, sobre todo por parte de los padres, la mayoría jubilados, que con sus pequeñas pensiones están haciendo frente a las necesidades de los hijos: pagan hipotecas, alquileres, alimentos, los acogen en casa...».

A Cáritas siguen llegando personas que viven en extrema pobreza, excluidos, sin ingresos, en paro desde hace años... pero, desde hace unos años, afirma Carmen «cada vez llegan más personas que tenían una vida organizada y que, debido al aumento del paro, se han visto sin ingresos, con una serie de gastos a los que hacer frente y sin prestaciones sociales. Además, en su familia no han encontrado apoyo económico, en muchas ocasiones porque están en la misma situación que ellos. Te aseguro que es muy triste ver a estas personas que nunca se habían visto en una situación de tener que pedir ayuda, ni lo habían pensado. También nos han llegado desahucios, sobre todo por no poder pagar los alquileres».
Y, una vez más, ante estas situaciones de necesidad, es la familia la mejor solución. En palabras de Carmen «la familia, en muchas ocasiones está suponiendo el soporte para mantener la sociedad. Desde Cáritas resaltamos que las relaciones familiares son un verdadero factor de protección ante la exclusión social y una ayuda inestimable en la construcción de una sociedad más cohesionada».
Dice un refrán que "cuando la pobreza entra por la puerta, el amor salta por la ventana". Carmen, después de escuchar a cientos de personas que llegan a las oficinas de Cáritas asegura que «es verdad que pueden salir por la ventana el amor y muchas otras cosas, y situaciones de necesidad pueden acarrear rupturas de matrimonios y de vínculos familiares, pero también es cierto que estas situaciones ayudan a las personas a reflexionar y a plantearse otros valores en su vida, que les ayudan a salir adelante. En Cáritas pensamos que todas las personas tienen capacidades para replantearse su vida y sus opciones, por eso hacemos acompañamientos de cada uno de los procesos que nos llegan».