Publicado: 23/06/2014: 3809

La oración es relación de amor entre Dios y la persona humana. No existe una sola manera de rezar porque la oración hunde sus raíces en lo más profundo de la persona.

Es más, la oración no está vinculada a un contexto particular, sino que se encuentra inscrita en el corazón de toda persona y de toda civilización. Ciertamente la oración es una necesidad de la naturaleza del ser humano, que lleva en sí misma una sed de infinito, la nostalgia de Dios y el deseo de amor.  Y por eso acercarse a ella es complejo y sencillo a la vez.

Santo Tomás de Aquino,  define la oración como «expresión del deseo que el hombre tiene de Dios». Esta atracción hacia Dios que el mismo Dios mismo ha puesto en el hombre es el alma de la oración que se reviste de muchas formas.  Dependerá de la historia, el tiempo o el momento. Del proceso, la gracia e incluso del pecado de cada orante.

Cuando hablamos de la oración es necesario tener presente que es una actitud interior antes que una serie de prácticas y fórmulas.  Es una gracia que invocar. Un don de Aquel a quien nos dirigimos.


 


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