Por otra parte, el voto que damos a un partido es un contrato implícito con los destinatarios: decimos sí o no a las propuestas que figuran en los programas, no damos un cheque en blanco a ningún político ni a ningún partido.

De ahí la importancia de conocer bien los programas de los diversos partidos y de no votar llevados por ideologías. En concreto, hay unas cuantas cosas que debemos exigir. Por poner sólo algunos ejemplos: ¿Qué piensan hacer en relación a la eutanasia; a la actual ley del aborto; a la ley de igualdad en proyecto, que se puede convertir en un coladero para la ideología de género?

Otro tema del mayor interés es el de la educación. Y deben decirnos qué piensan hacer para recuperar la calidad, para que los padres tengan verdadera libertad a la hora de elegir centro, para que se garantice la enseñanza religiosa en condiciones dignas a los alumnos que la elijan libremente, para atender a quienes rechazan esta educación para la ciudadanía, para que la formación profesional sea una salida aceptable de numerosos adolescentes, para conseguir un acuerdo entre los partidos que deje la educación fuera de los avatares políticos.

Finalmente, sobre el tema de la creación de empleo, el más complejo, que digan claramente cuáles son sus propuestas concretas y cómo las van a financiar. Comprendo que deberán tomar decisiones muy duras, pero necesitamos conocerlas y analizarlas antes de emitir el voto. 

Artículo "Desde las azoteas" de Juan Antonio Paredes