¿Cómo ha sido la acogida, su llegada a este nuevo destino?
Muy buena, uno siempre llega a un sitio con alguna que otra idea preconcebida, por la novedad. A todos nos asusta o por lo menos nos llama la atención una realidad que no conocemos previamente. A pesar de eso, he encontrado a gente que, sin yo saberlo, ya me esperaban con los brazos abiertos para darme un abrazo.

¿Cómo es la comunidad que forma esta parroquia?
¡Viva! Tienen ganas de hacer cosas, de trabajar y evangelizar, de compartir la fe y de que se les quiera tal y como son.

¿Cuáles son los principales retos que plantea su nueva misión?
Supongo que como neopresbitero y como nuevo por estas tierras puedo decir que llegar a la gente, conocerla, comprender la forma de vida de ellos y, sobre todo, poder realizar una pastoral en comunión con ellos.

¿Qué está dispuesto a aportar? ¿Cuál cree que es su mejor "talento" para poner al servicio de esa comunidad?
Estoy dispuesto a servir, creo que lo mejor que puedo dar a esta comunidad es a Cristo, pero Cristo Pastor que se pone al servicio del pueblo.

¿Cómo ha vivido el cambio del Seminario a aquí?
Se nota mucho el cambio, incluso se puede decir que se echa de menos el Seminario. Allí, como mucho, te tienes que preocupar de estudiar. Aquí en la parroquia es donde te das cuenta de lo que es ser pastor de verdad, delante de todos los retos que te presenta la vida de la comunidad. No me sorprende mucho porque, de una forma u otra, en el seminario ya nos informan y nos preparan para estas cosas, pero ponerse manos a la obra siempre suele ser lento. Yo lo vivo con mucha calma y sobre todo disfrutando del ministerio.