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Entrevista a Monseñor Jesús Catalá en Popular TV

Publicado: 18/12/2008: 4920

Programa "Lo que no te cuentan"

Transcripción de la entrevista del Sr. Obispo concedida a su llegada a Málaga a Popular TV.

1. Vivencias en la Toma de posesión como Obispo de Málaga

- El pasado día 13 todos vivimos un acontecimiento muy importante para nuestra Iglesia y lo vivimos con cariño, con alegría y con esperanza, como este tiempo de Adviento indica ¿Cómo vivió usted ese día, el día de su toma de posesión como Obispo de Málaga?

- Fue un día muy lleno de muchas de emociones, de sentimientos, de acción de gracias a Dios, fundamentalmente; y también de petición a Él por la tarea que se me venía encima, a partir de ese día. Parecía que no iba a llegar nunca, porque desde que sale el nombramiento se dispone de dos meses para tomar posesión y parece mucho tiempo; uno dice: ¡dos meses!; Pero después se acerca, se viene encima y casi parece que no hay tiempo para nada.

Se preparó muy bien la celebración; me gusta preparar bien las celebraciones litúrgicas. Toda la gente colaboró para que la Catedral estuviera a punto: los responsables del acontecimiento, el personal de la Catedral, los colaboradores, los medios de comunicación.

Ese día lo viví con mucho gozo y también con mucha paz interior, aunque pueda parecer lo contrario. Las emociones y los sentimientos están dentro, pero puedes estar sereno. Veo que era una cosa del Señor y, por tanto, la aceptas muy bien. Estoy muy agradecido a todos los que colaboraron.

2. Procedencia de una familia sencilla y religiosa

- Su principal reto ahora, D. Jesús, es ir conociendo a las personas, los lugares, los retos… Y también dejar que la diócesis le conozca. ¿Cómo es la familia del nuevo Obispo de Málaga, de dónde viene nuestro nuevo Pastor?

- Provengo de una familia numerosa de seis hermanos, de los que soy el más pequeño de todos. Es una familia de Valencia, a la vera del río Turia; por tanto, una familia agrícola. Conozco los trabajos propios del campo; los he realizado y me enorgullece poder decirlo.

Religiosamente ha sido siempre una familia cristiana y piadosa. Desde mi infancia mi madre me llevaba a la Iglesia en brazos; he vivido la fe desde la familia. Después, a partir de mi niñez, también la he vivido en la parroquia. Entré en el Seminario diocesano a los 11 años; fue un momento de separación; porque quieras o no, te separas de tu familia y pierdes a tus amigos de la escuela.

Mi hermano mayor estaba en el Seminario; eso fue una especie de enganche; una llamada. Coincidimos en el Seminario durante mi primer año;  él salió al año siguiente, después de haber estado nueve años; y yo me quedé. Después de un proceso de crecimiento, pasando por las fases de la infancia, adolescencia y juventud, se fue fraguando y madurando la vocación sacerdotal y aquí estoy.

- Hubo muchas personas de su pueblo natal que quisieron estar aquí el día 13 de diciembre para asistir a su Toma de posesión. También su familia le acompañó. Supongo que para ellos habrá sido un acontecimiento extraordinario.

- Ciertamente ha sido una buena experiencia para ellos; de hecho, algunos de mis hermanos me decían: “estábamos nosotros más emocionados que tú”. No es que uno no estuviera emocionado, sino que ya está más acostumbrado a ciertas celebraciones; y, además, tienes que estar coordinando los diversos aspectos, para que todo salga bien.

Y no sólo mi familia, sino también paisanos del pueblo. Recuerdo que cuando les saludé en valenciano, arrancaron en un aplauso, porque no se lo esperaban; después, todos los presentes en la Catedral se sumaron a ese aplauso.

3. Trayectoria eclesial del Obispo

- Algo que ha sorprendido a muchos malagueños es que, a pesar de su juventud, tiene usted una honda preparación eclesial, una larga trayectoria que le ha llevado a participar activamente en varios Sínodos de los Obispos en Roma, a viajar en tres ocasiones en visita apostólica a África junto a Juan Pablo II. ¿Cómo vive su vocación al servicio del Evangelio?

- La vivo muy bien; estoy muy contento de lo que está sucediéndole en mi vida, llevada por los hilos de la voluntad del Señor. Cuando entré en el Seminario, o cuando me ordenaron de sacerdote, nunca imaginé lo que ha sido después mi vida.

Mi vocación era, desde siempre, ser cura de pueblo. Me entusiasmaba la forma de ser párroco del sacerdote de nuestro pueblo. Fui monaguillo del párroco que me llevó al Seminario y mi ilusión era ser párroco de pueblo.

Cuando me ordenaron de sacerdote me enviaron de párroco de dos pueblos pequeños (1.600 habitantes y 600, respectivamente). Allí disfruté mucho: trabajaba con los catequistas y con los niños, con los jóvenes, visitaba enfermos, preparaba actividades parroquiales, cuidaba la educación litúrgica de los monaguillos.

Pero ese gozo duró solamente dos años, porque después me enviaron a la ciudad de Valencia, para trabajar en el campo sectorial con jóvenes, sobretodo en el discernimiento vocacional, vinculado al Seminario y a una residencia universitaria. Era un trabajo totalmente distinto. A partir de ahí mi vida cambió, porque ya era otro campo y otro tipo de trabajo.

Y poco tiempo después, el Arzobispo de entonces, me mandó a Roma, para que me especializara en el campo pastoral. Ese fue otro cambio inesperado en mi vida; no me imaginaba que pudieran mandarme allá. La experiencia de Roma fue para mí muy fecunda, gozosa y profunda, que me marcó mucho.

Permanecí allí unos doce años, contemplando una visión de Iglesia universal, muy enriquecedora. La visión puede tener varias etapas: la de campanario, en la que uno sólo conoce el campanario de su templo, pensando que es el centro del mundo; la visión diocesana, en la que uno contempla y conoce otras realidades eclesiales más amplias y ricas. Y, finalmente, la visión de la Iglesia universal, contemplada desde Roma, como una atalaya preciosa, desde la que se divisa todo el mundo. En las reuniones y celebraciones, a las que asistía, se encontraban obispos y fieles de todo el mundo.

Después, el Papa Juan Pablo II me nombró Obispo auxiliar de Valencia. A los tres años me nombró Obispo de Alcalá de Henares.

Aceptar la voluntad de Dios es una aventura total, a la que animo a los jóvenes, para que sigan la llamada del Señor y no tengan miedo. Es empezar una aventura. No sabes cómo acabará tu vida, ni donde te llevará. Pero experimentas que, siendo fiel a tu vocación, Dios llena plenamente tu vida. Si tú vas aceptando cada paso, esos pasos te van dirigiendo por caminos, que tú no habías ni siquiera soñado. ¡Cómo iba a imaginar que ahora sería Obispo de Málaga!

4. La caridad cristiana en momentos de crisis

- Los medios han destacado de la homilía que usted pronunció en su Toma de posesión el deseo de hacer llegar la caridad cristiana a los más necesitados, especialmente en estos momentos delicados de crisis. ¿Cómo se puede afrontar desde el Evangelio estos momentos de crisis, en la que estamos inmersos dentro de nuestro país, dentro de nuestra diócesis, nuestros pueblos con esa visión más cosmopolita o de campanario como usted nos indicaba antes?

- Hace poco dos grandes economistas, profesores de universidad, estuvieron informándonos a los obispos sobre la situación económica de crisis. Decían que las crisis económicas relativizan el poder de los bienes materiales: ésta ha sido una enseñanza muy interesante.

Cuando la sociedad va detrás de los bienes materiales y se pone todo el empeño en conseguir la felicidad en el “tener”, los momentos de crisis económica hacen repensar y dar marcha atrás. Se evidencia que poner la ilusión de toda una vida para ganar más dinero no es rentable; porque ese montaje puede venirse abajo.

Un cristiano decía que tendríamos que aprovechar los momentos de crisis, para hacer pensar a los fieles que los bienes materiales no son lo más importante en la vida; esta es una verdad fundamental. Estos momentos pueden aprovecharse para repensar la actitud religiosa y la vida de fe.

Respecto a la ayuda a los más necesitados, hay que tener en cuenta varios aspectos. La diócesis de Málaga, a través de la “Caritas” diocesana  y las “Caritas” parroquiales, las comunidades religiosas, las instituciones, las asociaciones, los movimientos eclesiales, está realizando un gran esfuerzo para ayudar a los más necesitados; esto está muy bien y es muy necesario.

Nuestra aportación es muchas veces una buena acogida de la persona, que necesita ser escuchada y atendida, aunque no podamos resolver su problema.

Todos hemos de revisar nuestra actitud caritativa, sobre todo en estos tiempos. No debemos gastar en cosas no necesarias. Además, convendría tomar conciencia del “diezmo” anticotestamentario, que parece estar en desuso; ¿por qué no recuperamos el diezmo? Traducido actualmente se trataría de aportar una cantidad fija de nuestro salario, evitando así hacer  simplemente limosnas esporádicas, dependiendo de la generosidad del momento en que alguien me pida ayuda.

Pero, de todos modos, hemos de ser conscientes de que, por mucho que hagamos, la Iglesia católica no puede resolver el problema económico, que tiene amplitud nacional y mundial. La solución de estos problemas no está en nuestras manos, sino en las de los que gobiernan. Me dirijo a ellos, para que resuelvan responsablemente esta situación, desde sus puestos de responsabilidad, y pongan los medios necesarios; los parches y los paños calientes no sirven para nada. Las estructuras de pecado deben ser cambiadas, porque generan injusticias; y a los gobiernos se les pide que resuelvan esas injusticias. Animo a los cristianos a tomar conciencia de ello y a ser conciencia crítica.

- El concepto diezmo es muy claro, porque cuanto mayor son nuestros bienes mayor responsabilidad tenemos, más tenemos que compartir.

- Se trata de dar periódicamente una cantidad proporcional a los ingresos. Con motivo de la Jornada del la Iglesia Diocesana se ha vuelto ha insistir en este tema y se facilita la suscripción para hacer nuestra aportación.

5. Alas puertas de las Fiestas Navideñas

- D. Jesús, estamos en vísperas de la venida del Señor, de celebrar la encarnación el Verbo Divino. Sin embargo, los cristianos en muchas ocasiones nos contagiamos tanto del mundo, que vivismos estas fiestas como una fiesta más. ¿Usted cree que es posible que re-cristianicemos la Navidad, que nos demos cuenta de lo que estamos viviendo?

- Bueno, lo de re-cristianizar es una palabra que me gusta; la idea es buena. Más que re-cristianizar, diría “recuperar” el verdadero sentido de la Navidad, profundizando en el sentido de la celebración del Nacimiento del Hijo de Dios, que se ha encarnado para compartir su vida con nosotros y sacarnos de nuestra miseria.

Esa es la gran celebración y el sentido de la Navidad. Si la celebramos como los que no tienen fe, no la estamos celebrando adecuadamente. La sociedad y el ambiente no nos ayudan; ahora ponen muchas luces sin referencia al Nacimiento de Jesús. Animo a todos los cristianos a realizar gestos, interiores y externos, para hacer presente en nuestra sociedad la celebración cristiana de la Navidad.

- Vd. ha indicado ya con el símbolo ese o la metáfora de las luces cómo nosotros no solamente tenemos que dejar que esa Luz esté iluminando, sino que nosotros tenemos que ser también iluminación para los demás, desde nuestra vida de cristiano. Vd. nos puede dar alguna idea concreta de cómo el cristiano de hoy puede ser esa estrella, esa luz que lleve hasta ese Nacimiento, hasta ese Hijo de Dios y que eso se pueda realmente vivir en nuestras familias.

- Hay muchas maneras de hacerlo. No se trata ahora de describir las formas concretas, pero podemos enumerar algunas. Cuando llega la Navidad, adornamos la casa y se suele poner el Belén. Podemos también hacer lo mismo espiritualmente y limpiar y adornar nuestra alma.

Los profetas, sobre todo Isaías, nos invitan en este tiempo de Adviento a preparar la venida del Señor. Podemos pedir perdón al Señor de nuestros pecados, participar en la Eucaristía, leer un poco más en estos días la Palabra de Dios, ir a la misa dominical o festiva con las lecturas bíblicas leídas y meditadas, preparar nuestro corazón para la escucha de la Palabra de Dios y para recibirle en la Eucaristía.

Además de estos gestos más propiamente religiosos, podemos realizar otros actos de misericordia para con nuestro prójimo: dedicar mayor tiempo a mi propia familia; visitar algún enfermo, anciano o impedido; favorecer las relaciones de amistad.

Hay algunas otras acciones que podemos promover en estos días: poner un Belén en vez de un abeto; colocar en el balcón alguna imagen de la Sagrada familia, de la Virgen o del Niño Jesús; adornar los balcones con luces que hagan referencia a la Navidad (estrella, cometa). Que se pueda distinguir visualmente que estamos en Navidad y no en otras fiestas profanas.

- Nos ha dejado muchas pistas muy sencillas pero muy de Navidad y muy de Amor, que en definitiva es lo que celebramos.

- Hay muchas maneras de hacer presente la Navidad. Cada cual que realice, de forma creativa, las que crea más oportunas.

6. La evangelización en la era de la comunicación

- Permítanos, Don Jesús, hablar también de nosotros mismos, puesto que hoy estamos viviendo nuestro último programa de “Lo que no te cuentan” y que hablemos de los medios de comunicación cristianos. Ya en este inicio de su episcopado, nos ha honrado con su presencia en el plató de este programa de Popular TV Málaga, y se dirigirá usted a los malagueños a través de la revista “Diócesis”. ¿Cómo valora usted estos nuevos púlpitos que ofrecen los medios de comunicación? ¿Cree Vd. que el Evangelio debe estar presente como buena noticia en la televisión, en la radio, incluso en Internet?

- Estamos en la era de las comunicaciones y valoro mucho los medios de comunicación. Es necesario hoy utilizar estos medios. Es una forma de acercar al hombre de hoy el Evangelio, la Buena Noticia de Jesucristo. Una presencia en los medios de comunicación es muy importante para llegar a un amplio público; porque no todos disponen de buenos medios para informarse, ni tienen las mismas posibilidades.

Estoy muy contento del trabajo que habéis estado realizando, según me han informado; y desearía que continuara. Deseo agradecer a todos los que estáis aquí trabajando y habéis trabajado duramente, para sacar adelante este programa.

Pero ha habido dificultades que no dependen de nosotros, que impiden la continuación de estos programas. Intereses ideológicos y de tipo socio-político se han impuesto para negar a la Iglesia católica las licencias pedidas. Respetamos esa decisión, pero desde aquí manifestamos una palabra en defensa de la libertad de expresión, de la libertad de conciencia y de libertad religiosa.

- Todos los espectadores están esperando que se continúe como Vd. mismo ha dicho ahora mismo de una u otra manera.

Pues con estas palabras y con la certeza de que el Evangelio seguro que se abre camino también en los medios de comunicación aquí en la Diócesis de Málaga. Estamos muy orgullosos de que nos haya elegido para dirigirse por primera vez a través de la TV a los malagueños y le agradecemos su presencia y sus palabras D. Jesús.

- Muchas gracias a vosotros y a todos los teleespectadores, que han seguido este programa.

Autor: diocesismalaga.es

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