Una de las jóvenes participantes, Vanesa Fernández Campos, envía una crónica de lo que ha sido un «día muy emotivo, uno de los mejores retiros que hemos vivido en los últimos meses», gracias al sacerdote José Luis Bellón, párroco de Nuestra Señora del Buen Consejo, en Torremolinos, y director de la Comisión de Juventud del arciprestazgo, y a la «labor de todos los jóvenes que hemos preparado y participado en este retiro, que hemos conseguido dar testimonio en la Ermita de San Miguel de Torremolinos de que la fe en Cristo no es algo pasado de moda o que nada tiene que ver con la juventud actual, sino todo lo contrario. Es más, hemos conseguido hacer uso de esta ermita, para lo que realmente fue destinada: hacer oración. Una vez más, se hace presente que cuando los jóvenes nos ponernos manos a la obra y con la ayuda de Dios y las personas de buena voluntad, todo sale adelante».

«Un hecho importante a destacar, prosigue Vanesa, fue la Adoración al Señor en la Exposición del Santísimo Sacramento, en la que disfrutamos del silencio hasta el comienzo de la Eucaristía, fueron momentos muy emotivos, donde cada uno experimentó su propio encuentro con el Señor. Después de la Eucaristía y el almuerzo, llegaba otro de los momentos importantes del retiro: la procesión con el ejercicio del Vía Crucis, siguiendo los textos de Benedicto XVI para la JMJ Madrid 2011. Los que conocimos este texto en Madrid lo recordamos con ilusión y, los que no lo conocían quedaron asombrados: hasta los más pequeños decían "me ha gustado, pensábamos que un retiro era aburrido, pero esto es diferente". No hacían falta más palabras, la mirada de cada uno de nosotros, revelaba un sentimiento que sólo Dios podía leer en lo más profundo de nuestro corazón. Damos gracias a Dios por habernos dado una tregua meteorológica (el día anterior al retiro, prácticamente diluviaba y ese día fue soleado), así como la oportunidad de contar con los sacerdotes Guillermo Tejero (arcipreste de Fuengirola-Torremolinos), José Luis Bellón y con cada persona que participó en el día y que aportó su granito de arena para que todo saliera según la voluntad del Padre».