Hay que tener fe

Publicado: 15/10/2012: 1320

La vuelta a la rutina, el ingente arsenal burocrático así como la estrecha, y en algunos casos, asfixiante relación con los compañeros y familiares puede acarrear un cierto grado de desmotivación y desconfianza extremadamente prematuro.

Hay que tener fe, es cierto. Tras cumplirse el primer mes de curso resulta frecuente el comprobar cómo muchos colegas comienzan a ver mermadas muchas de sus ilusiones para éste. La vuelta a la rutina, el ingente arsenal burocrático así como la estrecha, y en algunos casos, asfixiante relación con los compañeros y familiares puede acarrear un cierto grado de desmotivación y desconfianza extremadamente prematuro.

A las puertas de la celebración del ‘Año de la fe’ y a la luz de las directrices establecidas por su Santidad Benedicto XVI me gustaría tenderle la mano a todos aquellos educadores que día tras día hacen posible el hecho educativo con profunda dedicación y primoroso esmero. En muchas ocasiones, quizás la virtud radique en establecer un certero plan de actuación basado en todo aquello en lo que creemos. A tal efecto y con el simple deseo de poner en valor lo que nos es propio, os ofrezco un breve decálogo con el cual seguir alimentando nuestra fe a través del ejercicio diario de nuestra profesión como docentes.

1. Ama lo que haces. La única forma de aumentar la autoridad es a través del amor en lo que se enseña y a quienes se enseña.

2.      Vive tu vocación en comunidad. Formas parte de una gran familia a la cual deberás dedicar todo el tiempo que te sea posible. Escucha, dialoga y aprende de todo lo que te rodea. Ser profesor es desarrollar el oficio de aprender.

3.      Aprender a vivir. No te conviertas en un mero transmisor de conocimiento. Si cimientas tu trabajo en la educación en valores estarás contribuyendo de manera óptima al desarrollo integral de tus alumnos.

4. Ser ejemplo. Tomemos conciencia de hasta qué grado nuestras conductas y comportamientos personales pueden marcar el devenir de nuestros educandos. Proyectémonos hacia el exterior dejando que hable nuestro corazón.

5. Aprende de tus errores. Si piensas que no vas a cometerlos estás totalmente equivocado. Déjate contaminar por ellos y recoge el fruto de las consecuencias que éstos acarrean.

6. Tiende tu mano a los más necesitados. Ofrece un suplemento de afecto a todo aquel que no se siente querido. Serán los que más precisen de tu ayuda.

7. Sé optimista. Sin esta cualidad podréis ser grandes maestros, pero nunca llegaréis a ser buenos educadores.

8. La innovación es tu fuente de salvación. Caer en la rutina ahogará tus deseos de seguir mejorando estableciendo nuevas y mejores vías de aprendizaje.

9. Escucha. No cierres tus oídos a todo aquello que te rodea. Establece todos los canales de comunicación posible. Dios nos habla en todo momento y en los lugares más insospechados.

10. Ten fe. Si crees firmemente en tus capacidades haciendo partícipe a todo aquel que te rodea recibirás siempre el ciento por uno.

Lee atentamente todas las indicaciones y en caso de duda confía tu fe a la oración.

Autor: Pedro Jerez Palomo

Más noticias de: