Aprender a aprender

Publicado: 01/10/2012: 2084

Aprender de la experiencia de los que un día tuvieron la oportunidad de sembrar en nosotros su insaciable deseo por aprender, nos hará libres para afrontar nuestra vida con la mayor de las sonrisas.

A las puertas de la celebración del día del maestro, os invito a reflexionar sobre todos aquellos aprendizajes que nos fueron otorgados durante nuestra niñez y de los que a día de hoy, aun nos debemos sentir participes y valedores. Aprender de la experiencia de los que un día tuvieron la oportunidad de sembrar en nosotros su insaciable deseo por aprender, nos hará libres para afrontar nuestra vida con la mayor de las sonrisas.

Las personas comprometidas y discretamente inteligentes aprenden siempre. El resto pasan por la vida sin comprender muy bien qué pasa, tratando de administrar en todo momento y lugar sus enseñanzas sin ningún tipo de criterio o mesura. Dice el refranero popular que ‘la experiencia es un grado’ y de eso no cabe duda, pero a mi juicio, para que ésta se convierta en sabiduría y de sus frutos, resulta necesario aderezar el proceso de enseñanza y aprendizaje con alguna que otra exigencia.

Quiero aprender. Necesito aprender. Sé que puedo hacerlo. Estas tres suposiciones son la clave para articular un correcto proceso de aprendizaje entre el docente, persona que transmite un determinado conocimiento, y el discente, persona que no solo lo recibe sino que también lo pone en práctica. Caer en la torpe creencia de que ya lo sabemos todo y no reparar en las múltiples posibilidades de aprender de lo que nos rodea en todo tiempo y lugar, nos llevará irremediablemente a mutilar un sinfín de posibilidades de establecer nuevas y necesarias vías de aprendizaje.

Párate a observar. Son muchos los que pasan por la vida de puntillas y con los ojos cerrados. Para hacerlo, resulta necesario que abras tu corazón a todo aquello que te asedia, con el firme convencimiento de que necesitas saber algo más, quieres descubrir cosas nuevas y deseas enriquecerte con lo que incluso en ocasiones, no te deja ver más allá.

Para aprender tienes que saber escuchar: ¿Le escuchas? ¿Qué te está queriendo decir? ¿Por qué cierras tus oídos al mundo que te está llamando? No es sencillo. Aprender a escuchar te puede conllevar un aprendizaje de meses, años… pudiendo no llegar a conseguirlo a lo largo de toda tu vida.

¿En qué me he equivocado? ¿Qué he hecho mal? Avanzar en el conocimiento requiere de un necesario ejercicio de autocrítica sobre los errores cometidos. Si obvias su existencia y soterras sus consecuencias estarás aniquilando la posibilidad de establecer los mecanismos necesarios para no volver a cometerlos. Aprender de ‘tus errores’ te hará más fuerte, más humilde y por consiguiente, mejor persona.

¡No lo pienses más! Ha llegado el momento de abrir tu corazón y tu alma al mundo que te envuelve y agasaja con todo tipo de enseñanzas. Al amanecer de cada día la vida te regala una nueva oportunidad de aprender a ser feliz ¿La vas a dejar pasar?
 

Autor: Pedro Jerez Palomo

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