A los pocos minutos me di cuenta que Álvaro sacaba de su cartera una estampa, la miraba y leía lo que había escrito en el dorso de la misma. El gesto me dio confianza y me presenté como cura. Muy pronto entramos en conversación. Me dijo que la estampa se la habían dado en la parroquia de San Gabriel en la Misa de doce. Me dijo también que, desde hacía muchos años, tenía en su cartera otra estampa de la Virgen de Sonsoles, que su madre le había puesto sin que él se diera cuenta. Me aseguró que algunas veces le rezaba recordando a su madre. Me dijo otras cosas que, después me hicieron pensar y preguntarme: ¿por qué no aprovechar, en nuestras parroquias, este medio tan sencillo? Claro está, habría que hacer las cosas bien hechas. Por ejemplo: la estampa tendría que estar bien impresa y a ser posible en color. La oración del dorso tendría que ser corta, y con un lenguaje actualizado. Sería bueno que fuera plastificada y tamaño cartera. No es muy eficaz dejarla en la mesita de la entrada de la iglesia donde ya hay otros papeles. Es muy aceptada si, en las fiestas de la Virgen o cualquier domingo, es presentada por el párroco con la recomendación de que sea rezada o entregada personalmente en el despacho. ¿Niñerías? A Álvaro le sirvió y seguro que D. Lorenzo no pensó en él cuando mandó imprimir las estampas.

José Carretero, sacerdote diocesano de Málaga