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Presencia contemplativa y misionera

Publicado: 07/07/2014: 3380

Presencia contemplativa y misionera


1.- La evangelización, vocación propia y específica de la Iglesia (EN 14).


2.- La contemplación es absolutamente necesaria para vivir auténticamente en situación de misión.

La misión sólo se puede realizar desde una experiencia contemplativa:

- ésta es la que conecta al hombre con Aquel que continuamente le está enviando,

- es la que abre al hombre al conocimiento de aquella voluntad de Dios que el Señor le quiere revelar,

- y es la que determina en el hombre la respuesta a la misión recibida, que se expresa en la acción de gracias por el don y con la entrega de toda su persona al servicio ministerial.


3.- Hay que romper la dicotomía entre oración y acción:

- pues la contemplación está siempre orientada hacia una misión por su esencial dinamismo,

- y la misión no puede considerarse como tal si no se encuentra movida por la contemplación de la voluntad del Señor.

Éste ha sido siempre el esquema de toda experiencia de Dios, vivida a lo largo de toda la Historia Salvífica: la de una contemplación que determina la misión.


4.- Figuras bíblicas en las que aparece la contemplación como el factor determinante de la misión:

Moisés: inicia la historia de la liberación en medio de una experiencia contemplativa, en la que Dios se le muestra y al mismo tiempo se le vela (Ex 3, 5). Talante contemplativo de Moisés (Ex 33, 18-23).

Es una contemplación transformante:

- del mismo Moisés (Ex 34, 5. 29-35),

- y de la transformación del pueblo (Ex 19, 18-22).

La contemplación confirió fuerzas a Moisés para seguir adelante en su difícil misión: “permaneció fiel, porque contemplaba lo invisible” (Heb 11, 27).

Ezequiel: es el gran contemplativo entre los profetas, ya desde su vocación inicial (Ez 1, 4. 27 ss.). En su nombre invita a la conversión (Ez 40, 11). Él, por esta función contemplativa y misionera, se define como el “vigía” de Dios para Israel (Ez 3, 17-21; 33, 1-9).

María: aparece como el tipo de la Iglesia contemplativa que, en éxtasis (en la salida de sí misma por el amor), recibe la Palabra de Dios y la transmite (Lc 1, 38).

Es ella la que cree (1, 45), la que conserva en su corazón los hechos de Jesús y deduce de ellos todas sus consecuencias vitales (Lc 2, 19. 51), la que acoge la Palabra de Dios y la pone en práctica (Mt 12, 46-50), y al mismo tiempo la que orienta a los demás hacia el mismo cumplimiento de la Palabra de Jesús (Jn 2, 5).

Jesús: es el gran contemplativo del Nuevo Testamento:

• No hace nada por sí mismo (Jn 6, 38 ss.),

• sino sólo lo que contempla de Dios (Jn 3, 11.32; 7, 16; 8, 26.30.50; 14, 24).

La postura contemplativa de Jesús la recuerdan los evangelistas:

- en la visión inaugural de su misión mesiánica (Lc 3, 21),

- en el desierto: la voluntad de Dios es la que dinamiza toda su misión (Lc 4, 4; Jn 4, 34),

- presenta la relación con los suyos en un contexto de oración contemplativa: ella le ayuda en su elección (Lc 6, 12); en el envío; en la enseñanza sobre la oración 8Lc 11, 17),

- en su vida personal es el gran contemplativo que pasa las noches en oración (Mc 1, 35-38). En ella contempla el éxito de su misión (Lc 10, 17 ss.) y es la que le fortalece para hablar y proceder siempre con franqueza (Jn 7, 26; 16, 25; 18, 20), hasta el mismo momento de su agonía (Lc 22, 42 ss.),

- la contemplación es la que determina la misión de Jesús y la alimenta continuamente: transmite en su misión todo y sólo lo que ha recibido del Padre en postura contemplativa; lo que ha visto y oído de Dios; y de eso da testimonio (Jn 3, 11-12; 7, 16; 8, 26; 12, 49),

- de aquí que el contenido principal de su misión, es la manifestación del Padre, al dejar traslucir la experiencia de Aquel que le envía (Jn 7, 28 ss.) y al vivir en unidad de valores con Él (Jn 8, 29; 16, 32).

Pedro:

- es la contemplación de Jesús la que le suscita a una reverencia profunda y desde entonces el Señor le invita a su seguimiento misionero (Lc 5, 8-11).

- es la revelación la que le posibilita la contemplación del ser profundo de Jesús y el testimonio de su medianidad (Mt 16, 17); y el encontrarse con la mirada fija del Señor le convertirá plenamente a su amor (Lc 26, 16 ss.),

- es la contemplación de Jesús la que le determina a seguirle por amor hasta el final, sabiendo que quien sigue a Jesús no sólo le acompaña hasta la muerte, sino que camina con Él a la resurrección (Jn 21, 18 ss.).


5.- La contemplación, al ser contemplación del amor, no queda encerrada en sí misma. La contemplación cristiana, que es contemplación de la acción de Dios, mueve a la acción. Ya sea una contemplación de Dios que actúa, o del universo donde actúa o de situaciones que necesitan de su actuación.

La contemplación religiosa suscita en quien la realiza una serie de posturas claves, tanto:

- en sí mismo,

- como en su referencia  a Dios, y
     al mundo.

Señalamos las siguientes:

+ el gozo,
+ la reverencia,
+ alabanza y acción de gracias,
+ la entrega,
+ la vida de Dios se inserta en el hombre,
+ la misión,
+ la intercesión.

+ Antonio Dorado Soto, Obispo

Diócesis Málaga

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