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Visita pastoral al Arciprestazgo de San Fernando (Cádiz)

Publicado: 07/07/2014: 3491

Visita pastoral al Arciprestazgo de San Fernando (Cádiz)


1.- “Bendito sea el Señor Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo, suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo”.

Con este himno de alabanza, tomado del Evangelio de San Lucas, han expresado las comunidades cristianas de todos los tiempos, el significado de la Encarnación, Vida, Muerte y Resurrección de nuestro Señor Jesucristo. A la luz de este himno, la Iglesia entiende el misterio de Jesucristo como “una visita de Dios a su pueblo”; por ella Dios ha entrado en nuestra vida y en nuestro mundo.

Para un hombre religioso, este acercamiento de Dios a su pueblo es signo y fruto de su “misericordia entrañable”, de su amor gratuito. “Tanto amó Dios al mundo que le entregó a su Hijo unigénito”, nos recordará San Juan.

Esta visita de Dios a su pueblo en la persona de Jesucristo, es un acontecimiento de gracia, un hecho salvador, que transformó el mundo y la vida de los hombres: nos visitó para “iluminar a los que habitamos en tinieblas y en sombras de muerte y para guiar nuestros pasos por el camino de la paz”. Esa es la situación de los hombres y del mundo sin Dios: sólo Él es “la luz de la altura” capaz de hacernos ver y entender al hombre, su vida y su historia. “Yo soy la luz del mundo”, dijo Jesús. El que me sigue no anda en tinieblas.

La visita de Dios es un acontecimiento de gracia que “ha redimido a su pueblo”, porque Jesús es la “fuerza salvadora de Dios”, suscitada por Él cuando llegó la plenitud de los tiempos.

El pueblo experimentó –y por eso canta este himno de alabanza- que la visita del Señor les liberó del temor y del miedo, les arrancó de las manos de los enemigos y ya podían vivir en santidad y en justicia delante de Dios todos los días de su vida.

Por eso, el pueblo y la persona que ha conocido esa visita de Dios y ha experimentado su eficacia salvadora, se siente impulsado a cantar y a proclamar: “Bendito sea el Señor, Dios de Israel”.


2.- Ése mismo es el sentido del Magnificat, otro himno en el que la Santísima Virgen cuenta su propia experiencia, lo que para Ella ha significado la “Visita de Dios” en Jesucristo hecho hombre en sus entrañas. “Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador, porque ha hecho maravillas en mi vida”. Desde entonces ella es una mujer agraciada, la “llena de gracia” y se siente bienaventurada y feliz. Desde entonces todas las generaciones la siguen proclamando la mujer feliz. La Virgen, mujer humilde y abierta siempre a la llamada de Dios, supo descubrir su voz en el mensaje del Ángel y cogió con fe su Palabra: “He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu Palabra”.

María, que recibió la visita salvadora de Dios en la Anunciación, fue después el instrumento a través del cual Dios fue visitando a su pueblo. En el pasaje de la Visitación de la Virgen a Santa Isabel, esta mujer sintió la acción salvadora de Dios y experimentó el gozo y la alegría de la salvación.


3.- Con esta visión de fe y con estas actitudes de escucha y de acogida a la Palabra de Dios, quiero yo, como obispo de la diócesis, que se realice esta Visita Pastoral a San Fernando. La iniciamos en el Santuario de nuestra patrona, la Santísima Virgen del Carmen, y la ponemos bajo su protección, para que Ella bendiga e ilumine nuestros trabajos y nuestros esfuerzos.

¿Por qué no entender la Visita Pastoral como una visita de Dios a San Fernando y a cada una de sus parroquias y comunidades religiosas?

Esto nos obliga a vivirla en un clima de oración, de diálogo con Dios, que nos permita escuchar su voz y cogerle en nuestra vida y en nuestra acción pastoral. ¿Qué nos quiere decir el Señor en este tiempo? ¿Hacia dónde nos quiere llevar? ¿Qué espera Él de nosotros?

La visita Pastoral es un tiempo de gracia, un acontecimiento de salvación: “Devuélveme la alegría de tu salvación”, podemos decirle como el autor del Salmo 50.

La presencia del Obispo es:

- un signo de la unidad de la Iglesia diocesana,
- un vínculo de la caridad de todos, y
- una llamada a la acción pastoral conjunta.

Quiero convivir con vosotros en estos meses para descubrir y alegrarnos de las maravillas que Dios está haciendo en vosotros y a través de vosotros…

- para impulsar con vosotros nuevas iniciativas para que nuestras comunidades y parroquias cumplan mejor su misión evangelizadora en el mundo,
- para acoger y alentar la llamada a la conversión que Dios nos hace.


+ Antonio Dorado Soto,
Obispo de Cádiz y Ceuta

Diócesis Málaga

@DiocesisMalaga
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