«Reunión de expertos sobre el Diaconado»

Publicado: 14/08/2012: 2710

•   Artículo (1989)

 Se van a reunir en Madrid los miembros del Comité pro Diaconado en España, los responsables diocesanos de este ministerio y varios exper­tos en teología, liturgia y pastoral para revisar las Normas para el Diaconado que en su día fueron aprobadas por el Episcopado.

Tanto a nivel mundial como a nivel nacional se puede afirmar que el Diaconado, reinstaurado por el Concilio Vaticano II, todavía está en su fase inicial. De ahí las diferencias en la comprensión y desarrollo de este ministerio y las dificultades y aciertos con que se encuentra. A veces se puede tener la impresión de que todavía estamos en un periodo de bús­queda, y quizás pasarán bastantes años hasta que el Diaconado no en­cuentre su espacio y su quehacer concreto dentro de la comunidad eclesial.

A pesar de todo, lo que sí aparece claro es que ni se puede dar marcha atrás, ni precipitarse en la instauración del Diaconado en las Igle­sias particulares.

Existen dos problemas que por su relevancia merecen una reflexión y un trato especial. Son los siguientes: el ejercicio del Diaconado, limita­do a fines de semana o a escasas horas, tal y como hasta ahora se viene ejerciendo en España, no puede dar aquellos resultados prácticos que cabría esperar de un ejercicio permanente de dicho ministerio, tal y como lo necesita la Iglesia. Se puede decir que se ejerce un Diaconado «recorta­do» principalmente a causa de la necesidad del trabajo civil y su corres­pondiente remuneración a la que se ve sometido el Diácono casado. Si algún día la comunidad eclesial tiene capacidad económica para hacerse cargo de las necesidades del Diácono y de toda su familia, entonces la comunidad podrá beneficiarse plenamente del fruto de un ministerio ejercido a plena dedicación.

El segundo problema que ya desde ahora debe y pueda superarse es el de considerar al Diácono como un seglar promocionado o un pres­bítero disminuido. No se trata ni de una ni otra cosa. Los presbíteros que hasta ahora venían acaparando todos los ministerios en la comunidad, deberán ir descubriendo cuál es su lugar y su quehacer en ella. Actual­mente asumen responsabilidades asistenciales, pastorales y aun celebrativas que pueden corresponder principalmente al Diácono. Ade­más, y en lo que al seglar militante cristiano se refiere, por celoso y capaz que sea, nunca tendrá la gracia del sacramento que le significa y realiza a través de él un ministerio concreto en la Iglesia.

Mientras tanto seguiremos adelante, convencidos que el Orden del Diaconado debe ser tan estable y permanente en la Iglesia como lo es el de un presbítero y aun el de un obispo. Y esto vale también para las diócesis de clero numeroso.

Málaga, Abril de 1989. 

Autor: Mons. Ramón Buxarrais

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