«Pablo VI satisfecho por la actitud de la Diócesis ante el paro»

Publicado: 14/08/2012: 1416

•   Declaraciones al Diario “Sur” al regresar de la Visita “Ad Limina” (1976)

El Diario “Sur” publicó el mes de Noviembre de 1976 la siguiente entrevis­ta con el Prelado:

Mons. Buxarrais llegó ayer de Roma, después de realizar la Visita “Ad Limina”.

Deseosos de conocer su quehacer y sus impresiones en Roma, nos hemos dirigido a él haciéndole algunas preguntas para ofrecer las primi­cias de su viaje a nuestros lectores.

- Sr. Obispo, ¿cuál ha sido el aspecto más importante de su visita a Roma?

-Sin duda, el encuentro con la persona del Papa, Su Santidad Pa­blo VI. Le vi dos veces: en la audiencia general a todos los peregrinos el pasado miércoles, y en la audiencia especial que concedió a los Obispos del Sur de España.

-¿Qué impresión le causó la persona del Papa?

-Pablo VI es un hombre profundamente religioso, extraordinaria­mente lúcido y un conocedor objetivo de la realidad humana y cristiana del mundo.

Me admiró constatar cómo un hombre de casi ochenta años es ca­paz de llevar a cabo el ingente trabajo que supone ser Pastor activo, vigi­lante y en constante actitud de servicio a todos los católicos.

-¿Es posible tanto trabajo cuando se ha hablado insistentemente so­bre la delicada salud del Papa?

-A Pablo VI se le ve físicamente afectado por la artrosis de sus rodi­llas. Esto hace que tanto al sentarse como al levantarse y en el caminar se le note la dificultad en sus movimientos. Ahora bien, una vez sentado o simplemente de pie, es sorprendente escuchar su voz fuerte y vibrante, expresión de una lucidez extraordinaria y una lógica total en el desarrollo de su pensamiento en cualquier conversación.

Los Obispos del Sur quedamos admirados de la capacidad de diá­logo que tiene el Papa, manifestado a través de la reunión tenida con él, y en la que demostró sumo interés por los problemas reales y las solucio­nes que intentamos darles los Obispos con nuestros respectivos diocesanos. En fin, un verdadero Pastor.

-¿Qué les ha dicho el Papa?

-Es un mensaje sencillo, pero profundo para nuestras Iglesias. De­bemos fijarnos cómo insiste el Papa en que los cristianos de Andalucía debemos ser “signos de la presencia salvífica de Cristo”, y de cómo los Obispos debemos seguir “encauzando con sentido cristiano la vida con­creta y la problemática específica” de nuestras diócesis.

Pero, aparte del mensaje, el Papa tuvo un diálogo espontáneo y directo con los treces Obispos presentes en la audiencia especial, diálogo que duró unos cuarenta y cinco minutos. El Papa preguntó, escuchó, respondió…

-¿Dijo algo concreto sobre Málaga?

- Cuando el Sr. Arzobispo de Granada, Mons. Emilio Benavent, abundando en una de las frases dichas por el Papa, al afirmar “que la Iglesia debe hacer lo posible para que todos tengan trabajo y pan”, Dn. Emilio le dijo que la diócesis de Málaga había vendido una finca para crear y asegurar puestos de trabajo. El Papa, entonces, mirándome, hizo una señal con su cabeza, expresando aprobación y apoyo al gesto de la diócesis de Málaga.

Aprovecho esta oportunidad que me ofrece el Diario “Sur” para dedicar a todos los diocesanos la expresión de complacencia que mani­festó Pablo VI para con todos nosotros.

- ¿Visitó alguna que otra autoridad eclesiástica?

-Cuando me dirigí a la Congregación de Obispos para entregar el Informe Quinquenal sobre la Diócesis, acompañado de Mons. Parra Grossi, Vicario Arcipreste de Ronda, mantuve una interesante entrevista con Mons. Ernesto Civardi, Arzobispo Secretario de esta Congregación.

Salí de este encuentro convencido del interés que la Santa Sede tiene en el desarrollo de la vida cristiana en nuestra Patria, especialmente en Andalucía.

-También sabemos, Don Ramón, que fue entrevistado por Radio Vaticana. ¿Podríamos saber qué dijo en la entrevista?

-Hablé sobre la misión específica que tiene la Iglesia en el delicado momento social y cristiano por el que atraviesan nuestras diócesis del Sur de España. Dije que a la Iglesia no le incumbía el aspecto técnico de la solución de los problemas, pero que sí que debía explicitar con valentía y claridad su misión de anunciar a Jesucristo que nos salva purificando al hombre y a sus estructuras, a la par que animándole a construir un mun­do donde el respeto a los derechos humanos sea el fundamento de una paz que nos haga progresar en todos los sentidos. Insistí en que en estos momentos de tantos problemas inmediatos y concretos, la Iglesia debe manifestar con el testimonio de su fe la dimensión transcendente del hombre.

También hablé del problema vocacional, diciendo que lo que algu­nos católicos llamamos problema, puede ser para Dios una manera de reajustar los carismas dentro de la comunidad eclesial. Aproveché esta oportunidad para dar a conocer nuestra pequeña y humilde realidad del Centro Diocesano de Teología, donde tenemos matriculados aproxima­damente unos sesenta alumnos, de entre los cuales un buen grupo podrá ser llamado en su día al orden presbiteral.

Málaga, 14 de Noviembre de 1976. 

Autor: Diario

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