«La Diócesis y el paro en Málaga»

Publicado: 10/08/2012: 1208

•   Entrevista en el Diario “Sol de España” (1978)

 Hace ya unos meses, inmediatamente antes de Semana Santa, el Obispado de Málaga fue noticia al anunciar, por medio de su Prelado, que revisaría sus bienes y estudiaría la posibilidad de colaborar de una manera modesta, pero directa, en la búsqueda de soluciones al problema del paro.

El gesto, hasta ahora todavía promesa, del Obispo fue comentado entre muchos malagueños. Unos lo hacían a favor, otros en contra.

Ahora, cuando parece que los ánimos se han serenado, nos hemos acercado a Don Ramón, nuestro Obispo, y le hemos preguntado.

-Don Ramón ¿en qué ha quedado la promesa que el Obispado hizo meses atrás con relación a colaborar efectivamente a solucionar, aun­que fuera en parte, en el problema del paro?

-La promesa sigue en pie. Más aún: a punto de ser una modesta realidad.

-Muchos pensábamos que todo aquello había caído en saco roto, por­que ya no se venía hablando más de ello. Entonces, ¿la promesa se convertirá en realidad?

-Bueno, mire, el silencio fue exigido por el largo y detallado estudio que el Obispo tenía que hacer con relación a sus bienes.

Para ello se creó una Comisión provisional, compuesta por cinco seglares y dos sacerdotes que debía estudiar las posibilidades reales de la Diócesis y su efectiva y segura inversión a favor de los parados.

Se ha hecho el estudio y estamos a la mitad del planteamiento efec­tivo de la ayuda.

-Alguien ha dicho que se ha ofrecido una finca del Obispado a va­rias empresas. ¿Es verdad?

Pues, sí, es verdad. Se han establecido relaciones con las Cámaras de Industria, Comercio y Navegación de Bilbao y Barcelona. También nos hemos puesto en comunicación con varias empresas y aun con el Ministerio de Industria. Pero, lo cierto es que sólo hemos encontrado acogida y esperanzas muy vagas. Parece ser, que la actual situación eco­nómica no ofrece muchas seguridades a las empresas interesadas.

-Entonces ¿nos quedamos como antes?

-No. Y quizás ha sido providencial encontrar dificultades frente a las empresas. Esto nos ha obligado a estudiar la posibilidad de ayudar al cooperativismo en nuestra Provincia. Y por el momento nos orientamos hacia él.

-¿Cómo será esta ayuda al cooperativismo?

-En Málaga existen unas quince cooperativas por pueblos de la Pro­vincia que dan trabajo a más de 800 personas. Desgraciadamente la ma­yor parte de mano de obra es femenina. Y no lo digo, ni mucho menos, como Vd. bien comprenderá, en un tono de menos aprecio hacia la mu­jer, sino en el sentido que las fuentes de trabajo deben repartirse, por lo menos por igual, entre hombres y mujeres, teniendo siempre en cuenta su capacidad y preparación.

Pero, por el momento, es el único campo que apoya para asegurar los 800 puestos de trabajo y crear otros.

Muchas de estas cooperativas se ven muy mediatizadas a causa de los intermediarios o de las grandes empresas por las que trabajan. Enton­ces, si el Obispo logra, a través de una cantidad considerable de dinero, independizar algunas cooperativas, ampliarlas, buscarles mercado... asegurará no sólo los actuales puestos de trabajo, sino que posiblemente, como le he dicho, creará nuevos.

-¿Se puede saber cuál es la finca y en qué cantidad se puede vender?

-Se trata de la finca llamada «Colichet», situada a las afueras de Churriana.

Una parte de esta finca ya la ha adquirido Cáritas Diocesana para un pequeño complejo de Colonias de Vacaciones para niños y Hogar de Ancianos. La parte restante, que son aproximadamente unas 18 Hectá­reas, es la que se pondrá probablemente al servicio de las cooperativas.

-¿Valor de la finca?

-Se habla de unos treinta millones. No sé si será exacto. No es mu­cho para el problema que nos ocupa, pero lo importante es hacer lo que realmente, y no sin riesgo ni sacrificio, pueda el Obispado.

-Don Ramón, usted está hablando en un tono hipotético. ¿Por qué?

-Bueno porque el estudio de la Comisión no ha terminado, las coo­perativas todavía siguen preparando el estudio de sus posibilidades y, finalmente, estamos esperando el permiso de la Santa Sede, que, sin duda, llegará. Hasta ahora tenemos ya el «visto bueno» del Cabildo y del Con­sejo Presbiteral.

-Con todo esto ¿el Obispo habrá cumplido su promesa?

-Sí, habrá cumplido su promesa, pero no todavía su misión. En este caso concreto la misión de todos los cristianos que formamos la Igle­sia de Málaga continúa, ¡debe continuar!

No podremos darnos por satisfechos mientras en nuestra Diócesis

o en cualquier parte del mundo existan personas que no reconozcan por la fe al Dios que Jesucristo nos reveló, que no tengan posibilidades de vivir como personas humanas e hijos de Dios, que no puedan tener acce­so a la cultura y a los bienes que su ser en evolución necesita.

La Iglesia no podrá cesar en la misión que Cristo le confió: salvar a todos los hombres.

Esta salvación que nos será dada gratuitamente por el amor de Dios y de una manera total después de nuestra existencia histórica, comienza ya ahora y aquí. De ahí que la Iglesia deba interesarse por todo lo que de alguna manera afecta al bien del hombre, aun en lo que podríamos lla­mar su problemática temporal.

Claro está que este quehacer de la Iglesia es original y no puede compararse de una manera simple con el quehacer del Estado, con el cual, sin embargo, podrá colaborar, sin hipotecar su misión específica.

La Iglesia es en la historia a la vez maestra, médico, conciencia crí­tica, y esperanza cierta de una humanidad que ha sido creada por y para Dios.

Málaga, 4 de Julio de 1976. 

Autor: Diario "Sol de España"

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