Carta a los religiosos sobre las Escuelas Rurales (1974) Publicado: 10/08/2012: 2002 Queridos Religiosos y Religiosas: Estoy convencido que una de las gracias que el Espíritu Santo está concediendo a la Iglesia después del Concilio Vaticano II es la renovaciónde las Órdenes, Congregaciones Religiosas e Institutos Seculares. Vuestra renovación arranca de un sincero deseo de servir a los hombres en la Iglesia según las exigencias apostólicas de nuestros días, actualizando así el espíritu de quienes dieron origen a vuestras Comunidades. Concretamente en nuestra Diócesis de Málaga estoy constatando, con gratitud, esta realidad. Quiero, sin embargo, pediros como Pastor de la Iglesia a la que pertenecéis que vuestra renovación y actualización tenga sus cimientos en una mayor fidelidad a vivir vuestra pobreza, obediencia, virginidad o celibato, en el marco de vuestras antiguas o nuevas Comunidades. Movido por esta confianza os escribo para presentaros una realidad del mundo de los más necesitados que tiene nuestra Diócesis y a la que se viene dedicando con ejemplar entrega por parte de muchos cristianos, a través del Magisterio Rural, desde que nuestro gran Cardenal Herrera Oria lo intuyera –creo yo no sin divina inspiración- un servicio inestimable a la población dispersa y más necesitada. Últimamente, y debido a circunstancias imprevistas, se han ido creando situaciones que salen del margen de la justicia respecto a los Maestros Rurales: sueldos bajos, futuro incierto… esto nos obliga a re-pensar el servicio que la Iglesia de Málaga debe continuar prestando a los más necesitados. Preveyendo que el próximo año la Diócesis no podrá disponer de Maestros Rurales suficientes y esto nos obligaría a cerrar Escuelas Rurales cuyo servicio continúa siendo necesario, pido a cada una de vuestras Comunidades se plantee la posibilidad de ayudar personal o económicamente a algunas de estas Escuelas Rurales. Tegamos en cuenta, también, que en dichos Centros no solamente se puede impartir una formación cultural a los niños, sino también evangelizar, catequizar y promocionar a los adultos de nuestros cortijos. Mi carta quiere ser un SOS a aquellos cristianos que por su vocación específica están mejor dispuestos a comprender este problema. No dudo en encontrar una respuesta positiva. Estoy seguro que muchos de vuestros Fundadores hubieran orientado su entrega apostólica a este sector de nuestra Diócesis, si les hubiera tocado vivir nuestro tiempo. He querido escribiros con suficiente anticipación, a fin de que al planificar vuestros trabajos y distribución de personal para el próximo curso 1974-75, tengáis en cuenta esta mi petición. Os encomiendo al Señor así como espero el apoyo de vuestras oraciones, Málaga, 3 de Marzo de 1974. Autor: Mons. Ramón Buxarráis